Después de meses y meses negando tajantemente que la cifra de fallecidos durante la construcción de los estadios del Mundial fuera de más de 40 personas, este martes Qatar por fin ha accedido a elevar esta estimación a “entre 400 y 500” muertos. Una actualización que, sin embargo, sigue estando muy lejos de los 6.500 operarios muertos que denunció 'The Guardian' en su momento, lo que provocó que tanto el país asiático, como la FIFA, salieran en tromba para desmentir estas informaciones –así como otras que incidían en la privación de derechos humanos que impera en este pequeño territorio situado en la Península Arábiga-.

“La estimación es de entre 400 y 500 fallecidos”, ha reconocido en concreto Hassan Al Thawadi, secretario general del Comité de Organización y Legado de Qatar 2022, durante una entrevista concedida al medio británico Talk TV. “No sé la cifra exacta, que se está discutiendo ahora, pero una muerte es una muerte, una ya es demasiado. Es claro y simple”, ha añadido el dirigente qatarí.

Asimismo, pese a la elevada cifra de fallecidos, que se habrían producido entre 2014 y 2020, Al Thawadi ha subrayado que los estándares de seguridad “están mejorando” y que “el Mundial ha servido de acelerador” en estas reformas. “Las mejoras que se han dado no son por el Mundial, sino porque sabíamos que teníamos que hacerlo. Por nuestros propios valores”, ha apostillado.

La FIFA guarda silencio

Por otra parte, pese a esta actualización por parte de Qatar de la cifra de los trabajadores muertos, en el momento que se está redactando esta noticia la FIFA todavía no ha hecho lo propio, puesto que hay que recordar que el máximo organismo del fútbol, responsable mayor de que la Copa del Mundo se esté jugando en Qatar –con todo lo que ello conlleva-, desde el primer momento se alineó con el país asiático, haciendo suya el balance de que los fallecidos totales únicamente eran 40, tres directamente relacionados con la construcción de los estadios y el resto no vinculadas “directamente” –sin entrar a dar más detalles-.

Preguntado por estas muertes, Gianni Infantino, presidente de la FIFA desde el año 2016, dejó una frase que confirma que el mandato del suizo no va a ser muy diferente al de Joseph Blatter: “Cuando le das trabajo a alguien, incluso en condiciones difíciles, le das dignidad y orgullo. No es caridad”.

No obstante, los intentos desesperados de Infantino por lavar la imagen de Qatar (y por ende de la FIFA) no solo se resumen en esta lamentable frase, sino que poco antes de que comenzara la Copa del Mundo, el dirigente suizo llego enviar una carta a las 32 selecciones participantes instándoles a centrarse en el torneo y no permitir “que el fútbol se vea arrastrado a todas las batallas ideológicas o políticas que existen”. Además, en esta especie de huida hacia delante, Infantino tocó techo cuando, 24 horas antes de que arrancara el Mundial, apuntó en una comparecencia surrealista que Europa debería pedir perdón por los últimos 300 años antes de dar lecciones” y que entendía a las minoras porque de pequeño era “pelirrojo” y “sufría bullying”. “La FIFA está orgullosa de estar aquí. Me cansa leer comentarios sobre gente y decisiones de hace doce años. Va a ser el mejor Mundial”, sentenció.