El Mundial de Qatar sí es el escenario idóneo para reivindicar las violaciones de derechos fundamentales en el país emiratí y el lavado de manos constante de FIFA. Prueba de ello son los gestos que muchos jugadores, en la medida de lo posible ante las amenazas vertidas por el ente federativo, han reproducido antes del pitido inicial de los partidos, pero también se han diseminado por los palcos de los estadios o a pie de campo, como hizo la exfutbolista y ahora comentarista de la BBC Alex Scott o las ministras de Exteriores de Alemania y Bélgica, bajo la atenta mirada del presidente de FIFA, Gianni Infantino. Las mujeres encabezan las reivindicaciones y el desafío a las coacciones del organismo rector del fútbol a escala planetaria.

La jornada del miércoles en Qatar aderezó el fútbol con algunas píldoras reivindicativas. En el partido que enfrentaba a Alemania y Japón, los jugadores de la Mannschaft (sobrenombre que recibe el combinado germano) saltaron al verde del Khalifa International Stadium predispuestos a combatir la censura de la FIFA. Los once teutones se llevaron su mano a la boca en señal de protesta, símbolo de las coacciones y presiones del ente presidido por Infantino.

Una censura que llega hasta tal punto que el árbitro del partido, en el momento de comprobar el perfecto estado de las redes de la portería, escudriñó al detalle el brazalete del capitán alemán, Manuel Neuer, en busca del más mínimo signo reivindicativo en el mismo. No hubo sanción, la protesta germana no fue más allá del gesto inicial, a sabiendas de que FIFA dio orden expresa de sancionar a los jugadores que portaran mensajes de índole política en su indumentaria.

Las redes de la FIFA no llegan a todos los lados. El poder del ente que preside Infantino, cuestionado hasta la saciedad por su defensa a capa y espada del Mundial de Qatar, no alcanza los palcos, las zonas mixtas o las cabinas de comentaristas. La calle también es esquiva para la controladora federación, aunque las garras del Estado de Qatar sí se adueñan de ella, como le ha ocurrido a un periodista danés, al que la policía emiratí le ha obligado a quitarse el brazalete de One Love en la vía pública.

Las mujeres dan la cara

Este miércoles, el foco mediático dio descanso a los que deberían ser los protagonistas de un Mundial para centrarse en ellas, las mujeres, que a la postre están capitalizando a la rebelión contra FIFA y el estado de Qatar. Dos políticas han continuado el ejemplo que días atrás dio la periodista de la BBC Alex Scott.

Hadja Lahbib y Nancy Faeser son ministras de Relaciones Exteriores de Bélgica y de Alemania, respectivamente. Ambas asistieron al debut de las selecciones de sus países y aprovecharon su estancia en los estadios para mandar un mensaje, con el presidente de la FIFA y las autoridades cataríes a su lado.

Desde el palco, las ministras belga y alemana no se amilanaron y portaron el brazalete arcoíris, sabedoras de que cualquier intento de censura supondría el enésimo bochorno para una FIFA acostumbrada a moverse en el barro desde prácticamente su concepción.  Lahbib, de hecho, reveló, previa conversación con Gianni Infantino, que las normas impuestas para los jugadores no se extienden a las gradas. “Me quité mi chaqueta y mostré mi brazalete”, aseguró ante la televisión belga.

El ejemplo de Scott

Una de las primeras en lanzar un mensaje a Qatar y a FIFA fue la exfutbolista británica, comentarista de BBC, Alex Scott. Durante la retransmisión de la victoria de Inglaterra frente a Irán por 6-2, la británica salió en directo con un brazalete idéntico al que prohibió la FIFA.

Un mensaje de apoyo al colectivo LGTBI y de denuncia por la censura de la FIFA. La federación inglesa (FA por sus siglas en inglés) anunció a finales de la pasada semana que estaban dispuestos a asumir la sanción económica que se les impusiera, aunque Infantino fue más allá y presionó a las selecciones rebeldes con tarjetas amarillas a sus capitanes si portaban el brazalete arcoíris.

Rechazo de las artistas

La repudia al Mundial de Qatar llegó también por parte del mundo artístico, a excepción de Maluma, quien prioriza su propia “diversión” frente a la denuncia social. La organización activó su radar para localizar alguna estrella que participara en la ceremonia de apertura de la Copa del Mundo, aunque con escasa suerte, pues se topó con varios portazos de figuras de primer nivel. Finalmente, sí que contaron con la presencia de Morgan Freeman y con Jung Kook, miembro de la banda BTS.

En un primer momento, saltó a la palestra el nombre de Dua Lipa. La cantante británica se vio en la obligación de anunciar públicamente su oposición al Mundial de Qatar y desmentir los rumores que le situaban como estrella principal de la ceremonia de apertura. “Visitaré Qatar cuando haya cumplido con todos los derechos humanos que prometió cuando la eligieron sede de la Copa del Mundo”, advirtió la artista de origen albanés, quien negó cualquier ofrecimiento por parte de la organización.

Shakira, con experiencia en mundiales, fue otro de los nombres que sonó para la apertura de la cita catarí. Sin embargo, fuentes de su entorno aseguraron que la de Barranquilla rechazó la invitación del estado emiratí para ser la protagonista musical de la ceremonia. Un portazo que también propinó el escocés Rod Stewart, que dijo ‘no’ a la oferta de un millón de dólares por su actuación.

Dinamarca se plantó

Este mismo miércoles, prosiguió la escalada de tensión con FIFA. La federación de Dinamarca (DBU) abrió la puerta de par en par a una ruptura sin precedentes en el mundo del fútbol. El organismo nórdico anunció que trasladará a la UEFA abandonar en conjunto la FIFA tras enrocarse en la censura y basarse en las amenazas a quienes no prioricen el fútbol.

“No es una decisión que se haya tomado ahora. Hace tiempo que lo tenemos claro. Lo hemos estado discutiendo en la región desde agosto”, destacó el CEO de la federación danesa, Jesper Möller, quien auguraba nuevos “desafíos” de la FIFA tras este anuncio. Asimismo, en el país nórdico sopesan cómo restituir la confianza en el órgano rector del fútbol mientras retiran su apoyo a Infantino de cara a las próximas elecciones presidenciales de FIFA.