La polémica de los brazaletes con mensajes de apoyo al colectivo LGTBI promete extenderse durante todo el Mundial de Qatar. Las amenazas de la FIFA a las selecciones cuyos capitanes se plantearon portar la bandera arcoíris han provocado un movimiento de placas tectónicas en el fútbol global. Las primeras reacciones contundentes llegan desde la Federación danesa (DBU). Los nórdicos se plantan y anuncian públicamente sus deseos de abandonar el organismo que preside Gianni Infantino, al que también le retiran su apoyo de cara a las futuras elecciones.

La cerrazón de FIFA, con Infantino a la cabeza, ha desatado las iras de algunas federaciones presentes en la cita mundialista catarí. Alemania o Inglaterra desenmascararon al organismo que rige el fútbol a nivel mundial, destapando las coacciones provenientes desde Zúrich, donde se ubica el cuartel general de FIFA.

Infantino ya remitió una misiva a todos los equipos participantes, advirtiéndoles de que la política quedara en un segundo plano y se centraran en el fútbol. Los futbolistas ingleses y alemanes hicieron caso omiso y protestaron sobre el terreno de juego, arrodillándose o tapándose la boca, antes del pitido inicial, contra la decisión de la FIFA y, por ende, contra el escaso respeto a los derechos humanos, fundamentales y laborales por parte de Qatar.

Como suele recoger el refranero popular, de aquellos polvos vienen estos lodos. Este caldo de cultivo ha provocado la contraofensiva de otras federaciones, como la de Dinamarca. El CEO y el presidente del organismo nórdico se han planteado solicitar a UEFA la retirada general de la FIFA junto con las otras naciones afectadas por las amenazas.

Contraofensiva danesa

“No es una decisión que se haya tomado ahora. Hace tiempo que lo tenemos claro. Lo hemos estado discutiendo en la región desde agosto”, comentó el CEO de la federación danesa, Jesper Möller. La decisión se ha debatido de nuevo y esperan “desafíos” en el caso de que Dinamarca abandone la FIFA de manera unilateral. “Tenemos que pensar cómo restaurar la confianza en la FIFA. Evaluar lo sucedido y crear una estrategia, también con nuestros colegas nórdicos”, ha agregado.

Möller ha aludido a la reunión de emergencia solicitada por Inglaterra el pasado 21 de noviembre, donde la FIFA puso encima de la mesa todo su arsenal de amenazas para evitar que las ocho selecciones díscolas reivindicaran los derechos del colectivo LGTBI. “Nos dijeron que al menos sacarían una tarjeta amarilla a quien saliera con el brazalete. Se discutió si existe una base legal y la hay. La sanción pudo ser esa, como que el capitán no hubiera entrado al campo u otra diferente”, ha aclarado Jesper Möller.

Por este motivo, Dinamarca ha hecho un llamamiento al resto de selecciones, especialmente a las ocho que optaron por abanderar la reivindicación de los derechos LGTBI durante el Mundial de Qatar, no solo para salir en tromba de la FIFA y obligar al organismo a una rectificación, sino también para retirar el apoyo a la reelección de Gianni Infantino como presidente de FIFA. “Hay elecciones presidenciales. Somos un total de 211 países y tengo entendido que el presidente actual tiene el apoyo de 207. Dinamarca no está entre ellos y no lo vamos a estar”, ha zanjado.