España no engrosará el corpúsculo de selecciones que reivindicarán los derechos del colectivo LGTBI durante el Mundial de Qatar. Así lo han confirmado a ElPlural.com fuentes de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), cuyo presidente, Luis Rubiales, está bajo la lupa mediática y judicial al trasladar la Supercopa de España a Arabia Saudí. Desde la delegación española han sido categóricos: "Venimos a jugar un Mundial". Un mensaje que deja a las claras que el ente federativo no se saldrá del camino marcado por Gianni Infantino, presidente de la FIFA, que reclamó a los equipos que permitieran que el fútbol fuera el protagonista frente a las "batallas políticas".

La pasada semana, el organismo rector del fútbol a nivel mundial decidió ponerse la venda antes que la herida y remitió una carta a todas las federaciones participantes. Un mensaje claro que instaba a las selecciones a limitarse a jugar al fútbol, obviando reivindicaciones políticas. La FIFA, según rezaba el escrito firmado por Infantino, es plenamente “consciente” de los “muchos desafíos y dificultades políticas” que hay en todo el mundo. No obstante, subrayaron que todas las personas serían bien recibidas en Qatar, independientemente de su “origen, antecedentes, religión, género u orientación sexual”.

La RFEF aseguran que España jugará con el brazalete que indique la organización: "Venimos a jugar un Mundial"

En resumidas cuentas, que “el fútbol ocupe un lugar central” en detrimento de “batallas políticas”. Un mantra que ha hecho suyo la propia Real Federación Española de Fútbol (RFEF). El combinado nacional no hará seguidismo de otras ocho selecciones que sí han manifestado su intención de reivindicar los derechos LGTBI durante su participación en la Copa del Mundo, como Inglaterra, que incluso asume la probable multa que le pueda imponer FIFA.

Venimos a jugar un Mundial”, afirman voces próximas a la cúpula de la RFEF a este periódico, dando un portazo a la posibilidad de exhibir su apoyo a un colectivo cuyos derechos están laminados en Qatar. En este sentido, aseguran que los jugadores portarán el brazalete que estipule la organización e incluso añaden que ya se adhirieron a las iniciativas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El desafío inglés

La federación de fútbol en Inglaterra, FA (Football Association) ya ha anunciado que hará frente con gusto a la sanción que puedan imponerles desde Zúrich. Su presidente, Mark Bullingham, ha certificado, en declaraciones a Sky, que el capitán de los Three Lions (apodo que recibe la Selección inglesa), Harry Kane, lucirá en su brazo izquierdo los colores de la bandera arcoíris, símbolo del colectivo LGTBI.

Faltan dos días para que el balón eche a rodar en los estadios de Qatar y la primera amenaza de sanción por eludir la censura impuesta por la FIFA sobrevuela sobre los diferentes equipos. El presidente de la FA ha confirmado que Inglaterra consumará su rebeldía y lucirá un apoyo al colectivo LGTBI. “No nos han respondido a nuestra petición. Es posible que seamos sancionados. Si es así, pagaremos la sanción”, ha destacado Bullingham en declaraciones al medio británico.

La FA se rebela: "No han respondido a nuestra petición. Es posible que seamos sancionados. Si es así, pagaremos la sanción"

Precisamente, ha sido Inglaterra uno de los países más beligerantes y críticos con la elección de Qatar como sede del Mundial 2022. La concesión del torneo al estado emiratí sacudió los cimientos del fútbol y en especial de la FIFA, cuya acción se examina con microscopio. La prensa británica ha liderado investigaciones periodísticas que han visibilizado las cloacas del proceso de selección y de los posteriores escándalos, como presunto phishing a personas críticas con el estado qatarí o el fallecimiento de más de 6.500 obreros -inmigrantes en su totalidad-durante la construcción de los estadios.