El Gobierno de Israel ha denegado la entrada al país del alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, quien tenía planeado visitar a Jerusalén y a Cisjordania. Ha justificado la decisión en las medidas tomadas por su Ayuntamiento de boicotear al Estado judío dado que, para ellos, estas decisiones “tienen consecuencias”.

Collboni ha anulado en el último momento la visita que iba a realizar a Oriente Próximo, durante la cual se iba a reunir con el primer ministro palestino, Mohammed Mustafa, e inaugurar la calle Barcelona en Jerusalén. Ahora bien, fuentes diplomáticas israelíes de Europa Press han trasladado que “la decisión del Ayuntamiento de Barcelona de boicotear al Estado de Israel tiene consecuencias", como puede ser la negación de entrada.

Frente a la ruptura en relaciones el pasado mes de junio, estas fuentes han señalado: "El Gobierno de Israel considera esta medida una manifestación de una política hostil e incitadora contra Israel y sus ciudadanos de manera sistemática, y por ello ha decidido denegar la entrada del alcalde al país".  "No es aceptable que quien actúa para boicotear a Israel y romper vínculos con él pueda ser considerado un invitado bienvenido", han recalcado desde el Ejecutivo israelí.

Por su parte, Collboni ha denunciado en redes sociales que "el Gobierno israelí busca aislar al pueblo palestino y ocultar al mundo las constantes violaciones de los derechos humanos que sufre". Aun así, la decisión del gobierno israelí no resulta sorprendente dado que ha bloqueado la entrada a Gaza y a Cisjordania a periodistas internacionales, ha rechazado la llegada de flotas de activistas y ha matado a periodistas de la región intencionadamente, alegando que estaban afiliados con Hamás, para controlar el flujo de la información sobre Palestina.  

El Ayuntamiento, por su parte, ha asegurado que el visado que inicialmente estaba aprobado, pero fue rescindido en el último momento, fue “sin ninguna justificación”, aunque la notificación del departamento de Inmigración de Israel detallaba que fue por “difamación hacia Israel y participar en el boicot del país”. Dicha decisión de romper relaciones con el Estado estaba motivada por la crisis humanitaria en Gaza y forma parte de un movimiento del que forma parte España desde la Unión Europea al presentar una petición para revisar los acuerdos de asociación con el Estado judío.   

La situación humanitaria en Gaza

Tras denuncias de diversas organizaciones internacionales por las condiciones extremas en las que vive la población gazatí, la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha anunciado oficialmente este viernes que el norte de la Franja se encuentra en una situación de hambruna plena. Tras meses de alertas por diferentes organizaciones de que la población estaba a punto de superar el umbral de la hambruna si no se mejoraba la distribución de ayuda humanitaria, la falta de acción por parte del gobierno israelí, según ha atribuido la ONU, ha provocado esta situación.

“Justo cuando no quedaban más palabras para describir el infierno que se vive en Gaza, una nueva ha aparecido: ‘hambruna’”, ha lamentado el secretario general de la ONU, António Guterres. “La gente está hambriente. Niños están muriendo. Y aquellos con el deber de actuar están fallando. Como poder ocupante, Israel tiene obligaciones inequívocas bajo la ley internacional, incluyendo el deber de asegurar suministros de comida y medicina. No podemos permitir que esta situación continúe con impunidad”, zanjó.

En paralelo, la publicación más reciente de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC) señala que la mitad de la población estará en situación de hambruna el próximo mes, informe que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha calificado como una “mentira absoluta”. Este informe señala al gobierno israelí como el culpable de la hambruna por sus medidas restrictivas de distribución de ayuda humanitaria, pero Netanyahu ha afirmado que es una “fabricación” que “pronto se derrumbará”.

“Israel no tiene una política de hambruna. Israel tiene una política de prevenir la hambruna”, ha señalado, afirmando que su gobierno ha estado a cargo de distribuir dos millones de toneladas mientras que el Movimiento de resistencia Islámica (Hamás) “roba la ayuda humanitaria para financiar su máquina de la guerra”.

Cabe destacar que, aunque la comunidad internacional -con acceso a información desde diversos órganos internacionales y Organizaciones No Gubernamentales (ONGs)- conoce la situación humanitaria, la negación rotunda desde el gobierno israelí probablemente está dirigida a la población interna que está exigiendo con creciente fuerza el fin de la Guerra. Los israelíes han convocado las últimas semanas las manifestaciones más grandes desde el inicio del conflicto hace dos años para exigir un alto al fuego para permitir el regreso de rehenes, creando presión interna además de externa sobre el gobierno de negociar de forma exitosa con Hamás.

Netanyahu ha garantizado en su comunicado este viernes que “Israel continuará actuando de forma responsable, garantizando que ayuda humanitaria llega a los civiles gazatíes mientras destruye la máquina del terror de Hamás”. Sin embargo, esta visión parece incompatible con la ampliación de la ofensiva del ejército del Estado judío, quienes han iniciado bombardeando los alrededores de la ciudad de Gaza en preparación para el planeado desplazamiento forzoso de un millón de gazatíes. Según fuentes de Al-Jazeera, 36 personas han muerto en estos ataques desde la mañana del viernes.  

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