Obama salió a saludar a los impatizantes poco después de las siete y media de la mañana, hora española, arropado por su mujer Michelle y sus dos hijas. "Gracias", fue lo primero que logró pronunciar interrumpiendo los continuos aplausos y vítores de los simpatizantes.

Su discurso, cargado de emoción, apeló a los valores de la libertad y la democracia que han convertido a Estados Unidos en el país más grande del mundo, dijo, más allá de las diferencias ideológicas. "Las elecciones importan", argumentó y la democracia es lo más grande aunque a veces sea complicado ejercerla en un país con más de 300 millones de habitantes:
"Cuando hay que tomar grandes decisiones como país, ahí surgen las grandes pasiones, las controversias y eso no va a cambiar. Estas disputas que tenemos son la marca de nuestra libertad. No podemos olvidar que ahora mismo gente de otras naciones está arriesgando su vida simplemente para poder expresar las opiniones que nosotros hemos expresado esta noche o emitir los votos que nosotros hemos depositado".

Obama inició su intervención agradeciendo a todo el mundo su colaboración, que le ha permitido superar los problemas y poder estar esta noche celebrando la reelección:
"Somos una familia norteamericana y nos levantamos y caemos juntos. Esta noche, el pueblo norteamericano nos ha recordado que, aunque el camino ha sido duro y el viaje largo, nos hemos levantado. Para EEUU lo mejor está todavía por llegar".

Especialmente emotivo fue el mensaje dirigido a su familia:
"No sería el hombre que soy hoy sin la mujer que accedió a casarse conmigo hace 20 años. Michelle, nunca te he querido tanto, nunca he estado tan orgulloso al ver que el país también se ha enamorado de ti. Sasha y Malia, habéis crecido, os habéis hecho fuertes, guapas y valientes. Igual que vuestra madre. Estoy muy orgulloso de vosotras".

Aunque no mencionó directamente la crisis, sí que apeló a ella anunciado que llamaría en breve al candidato republicano para dialogar sobre cómo trabajar juntos para "mover el país hacia delante". Éste es el modelo de país que defendió Obama:
"Queremos que nuestros hijos crezcan en un país con los mejores colegios y escuelas, que haga de su legado el líder mundial en tecnología, que nuestros hijos vivan en un EEUU sin deudas, que no esté debilitado por la desigualdad y por el poder destructivo de un planeta que está calentándose. Un país a salvo, respetado y admirado por todo el mundo. Un país defendido por el mejor ejército y los mejores soldados para avanzar con confianza, más allá de este periodo de guerra, que avance en paz. Queremos unos EEUU tolerantes y generosos con los sueños a los inmigrantes que han estudiado en nuestras escuelas y han abrazado nuestra bandera".

Entre las tareas pendientes, tras una década de guerra en Irak que llegó a su fin, citó la reforma del sistema migratorio, la reducción del déficit y la reforma del sistema tributario. Según dijo, vuelve a la Casa Blanca con más "determinación que nunca" y tiene todas las esperanzas puestas en que EEUU logre superar la crisis económica y esta década de guerra que ya llega a su fin. "Lo mejor está por venir", subrayó.