El horizonte de paz comienza a materializarse. Este viernes 10 de octubre, tras dos años de una cruda ofensiva de Israel que ha dejado más de 67.000 víctimas mortales en la Franja de Gaza, el alto el fuego es una realidad con su entrada en vigor. El plan trazado por la Casa Blanca ha echado a andar sus primeros pasos situando un punto de consenso entre la parte israelí y palestina que, a ojos de la Comunidad Internacional, se espera que dé frutos en positivo.
Las imágenes que llegan desde Oriente Próximo hablan por sí solas. Por un lado, la retirada parcial del Ejército israelí del territorio palestino, cumpliendo así con la primera fase del plan de paz de Donald Trump aprobado por las partes. Por otro, el regreso de miles de palestinos a sus hogares tras haberse visto abocados a un futuro incierto entre bombardeos y crisis humanitaria.
Según ha precisado este viernes en un comunicado el portavoz de las tropas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Avichai Adrai, el alto el fuego en Gaza “ha entrado en vigor a las 12:00 horas” (a las 11.00 en hora local en España) al haberse completado la primera fase del repliegue en el marco del acuerdo impulsado en Estados Unidos. Ahora, el Ejército se encuentra “en las nuevas líneas de despliegue operativo, a partir del acuerdo de alto el fuego y retorno de los secuestrados”.
No obstante, ha añadido que las fuerzas militares de Israel continúan “desplegadas en el Mando Sur y seguirán operando para eliminar cualquier amenaza inmediata”, así como en “zonas específicas” de Gaza, advirtiendo a la población al mismo tiempo que “acercarse a ellas supone un peligro”. De la misma manera, el movimiento libre está permitido del sur al norte de la Franja “a través de la carretera Al Rashid y la calle Saladino”.
Las zonas de extremo peligro las ha situado en Beit Hanoun, Beit Lahiya, Sheyaia y cualquier lugar donde se sitúen las concentraciones de tropas armadas, como el cruce de Rafah con la frontera de Egipto, también el corredor de Filadelfia, la parte de Jan Yunis. Tampoco se permite el acceso al mar “en los próximos días”.
Por la parte palestina, el ministro del Interior de Gaza ha indicado a través de redes sociales que sus fuerzas se desplegarán “en las zonas de las que se han retirado las fuerzas de ocupación”. Las autoridades palestinas han remarcado que serán tiempos de reconstrucción complicados porque su pueblo “ha emergido de una guerra de exterminio, cerco, hambre y destrucción masiva”, aunque afrontan esta fase con “un espíritu de responsabilidad nacional y humanitaria”.
La imagen de un nuevo mañana
La realidad más significativa que ha acontecido este viernes ha sido que, con el alto el fuego ya en vigor, una larga carrera de civiles palestinos ha echado a andar de regreso a sus hogares, o lo que queda de ellos.
Miles de personas han cruzado hacia el norte con sus pertenencias echadas al hombro por la calle Al-Rashid, en el corazón de la ciudad de Gaza. Padres, madres, niños y ancianos han recorrido este camino con mochilas, bicicletas y enseres materiales llenos de recuerdos y toda una vida para volver a reconstruirla.
El discurso de Netanyahu y los rehenes palestinos
Desde Tel Aviv, los aires son de júbilo por el fin del conflicto, pero esencialmente Israel se prepara para recibir a los rehenes de Hamás retenidos desde hace dos años. En voz del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha celebrado el plan de paz pactado junto a Trump en Washington: “Prometimos y cumplimos”, ha esgrimido en un discurso en diferido dirigido a la nación hebrea.
No obstante, no ha dejado atrás su tono belicista, advirtiendo que si Hamás no entrega todas sus armas, tal y como marca el proyecto de paz que se ha comenzado a instaurar, su Ejército “lo hará por las malas”.
De la misma manera, otra parte cumplida por Israel se concentra en la publicación de una lista de 250 nombres de presos palestinos -de los 1.700 en total- bajo sus fuerzas que serán incluidos en el intercambio de rehenes, tanto vivos como muertos. Sin embargo, el acuerdo ha dejado fuera a destacadas figuras de la política palestina, como Maruán Barghuti, uno de los líderes de la Primera y Segunda Intifada y una destacada figura política en el seno de Al Fatá, o el líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) Ahmad Sadaat. Tampoco serán liberados varios altos cargos de Hamás, como Ibrahim Hamed y Hasán Salamé.
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