El certificado sanitario pasa a ser obligatorio desde este lunes en Francia para acceder a bares y restaurantes, así como para viajar en transporte público de larga distancia. El país galo exigirá también el documento para visitar a pacientes en hospitales, acudir a citas médicas programadas y entrar a los centros comerciales en los que exista un alto riesgo de contagio. Sin embargo, los controles que se hagan en esta primera semanas "no servirán para sancionar", solamente para hacer pedagogía, según ha señalado el Portavoz del Ejecutivo Francés, Gabriel Alta.

De esta manera, el país que preside Emmanuel Macron amplia el uso de dicho certificado, que desde el pasado 21 de julio era obligatorio para entrar en cines, teatros, museos u otras salas de espectáculos. Igualmente, era necesario para acceder a parques de atracciones, piscinas y gimnasios. 

El certificado solicita al ciudadano un test negativo en coronavirus 48 horas antes de entrar a cualquiera de los lugares mencionados y de menos de 72 horas para viajar. Esto es necesario cuando no se dispone de la vacunación completa -y el pertinente documento que la certifique- o una prueba que demuestra que la persona en cuestión ha pasado el coronavirus en los últimos meses.

Los hosteleros del país no están del todo de acuerdo con la nueva medida, ya que consideran que esta reduce la clientela, especialmente en los meses de verano. De hecho, varios locales han decidido echar el cierre hasta septiembre ante la ausencia de clientes provocada, según ellos, por la ley vigente y porque son muchas las personas que abandonan el país como motivo de las vacaciones.

Asimismo, las farmacias y otros puntos de venta de tests anuncian que en los últimos días han recibido una mayor demanda de pruebas y que han tenido que rechazar a pacientes por falta de estas.