“Cuando escuchas eso… ella es una marxista, su padre es marxista, es un profesor marxista”, indicaba Donald Trump en un mitin en Míchigan este jueves. Un nuevo ataque a su rival en las elecciones estadounidenses y que ha dejado una frase que resuena en otros puntos del planeta, en especial en Madrid, donde se empleó por primera vez por una más que seguidora del líder ultraderechista norteamericano.

“Estas elecciones no van de Demócratas y Republicanos, es una elección entre comunismo o libertad. De eso van”, indicó Trump, emulando el lema que usó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la campaña electoral de 2021.

El exmandatario ha anunciado también que ha llegado a un acuerdo con la vicepresidenta Harris para celebrar finalmente el debate del 10 de septiembre en la cadena BBC, después de que los equipos de ambos candidatos hayan discrepado en los últimos días en relación al funcionamiento de los micrófonos durante el cara a cara.

El equipo de campaña de Donald Trump, candidato Republicano a la Casa Blanca, ha abogado por repetir el sistema utilizado en junio, en el primer y único debate con el todavía presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que por aquel entonces era el candidato del Partido Demócrata a la reelección. Durante esta cita, los micrófonos se abrían solo para los oradores.

La campaña de Harris, en cambio, se mostraba en principio partidaria de que estén siempre abiertos, lo que aumenta el margen de interrupciones entre los dos candidatos.

Trump ha afirmado en su red social ‘Truth Social’ que ya hay acuerdo con “los demócratas radicales de izquierdas” y que se aplicarán las mismas normas que en el debate de junio, “que funcionaron bien para todo el mundo excepto, quizás, para el corrupto Joe Biden”.

El magnate republicano ha aprovechado para recordar que sigue dispuesto a celebrar otro debate el 4 de septiembre en la cadena conservadora Fox News, y una tercera cita planteada por la cadena norteamericana NBC.

Kamala Harris da su primera entrevista como candidata

La vicepresidenta de Estados Unidos y candidata demócrata a las elecciones del 5 de noviembre, Kamala Harris, ha aprovechado la primera gran entrevista que ha concedido desde que cogió el testigo de Joe Biden para la nominación para defenderse ante las críticas especialmente de los republicanos, que la atacan como una veleta por haber cambiado de posiciones políticas en cuestiones como el ‘fracking’, la inmigración o la reforma de la sanidad pública. “El aspecto más importante y significativo de mi perspectiva política y mis decisiones es que mis valores no han cambiado”, ha dicho.

Esa defensa que ha realizado con contundencia particular en cuestiones de cambio climático o de frontera, ha sido uno de los elementos políticos centrales de esa entrevista, concedida a CNN junto al candidato a vicepresidente, Tim Walz y en la que ambos se han sometido a las preguntas de Dana Bash, la principal corresponsal política de la cadena.

Han sido 27 minutos de interrogantes y respuestas (49 con introducciones, comentarios y anuncios) que no han dejado grandes revelaciones o propuestas específicas por parte de Harris, que ha subrayado que “ayudar a la clase media” será una de sus prioridades si llega al Despacho Oval y ha defendido las políticas económicas de Biden a la vez que ha renovado su promesa-eslogan de ofrecer “un nuevo camino hacia delante”. Las sensaciones de los estadounidenses ante la situación económica, y un acentuado descontento con el alza de los precios y la escasez de vivienda accesible, son uno de los mayores retos que enfrenta la candidatura demócrata.

Harris tampoco ha marcado excesiva distancia de Biden con respecto a un tema central de la política exterior: el apoyo a Israel mientras libra la guerra en Gaza. Como ya hizo en la convención, ha dicho que no habrá un cambio de política y ha rechazado dar un paso como restringir el envío de armas si llega a la presidencia, pero también ha destacado, como en Chicago, el sufrimiento de los civiles palestinos.

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