Espadas en alto en Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). La batalla por la sucesión no ha hecho más que empezar y ya adquiere tintes de guerra civil. En uno de los momentos más delicados para los republicanos, insertos en plenas negociaciones con el PSC para la investidura de Illa, las dos familias con más peso en el aparato ya no ocultan el divorcio. Este mismo miércoles, la secretaria general, Marta Rovira, hacía suyo el manifiesto que firmaron unos 700 militantes y algunos de sus acólitos para la “renovación general de la cúpula” y taponar un posible regreso de Oriol Junqueras. Mientras tanto, pocos minutos después del pronunciamiento de su número dos, el exvicepresidente catalán reclamaba a sus colegas “madurez” para “lavar los trapos sucios en casa”.
Desde la debacle del 12 de mayo, la división es más que tangible en Esquerra. El adiós de Pere Aragonès y la retirada -momentánea- de Oriol Junqueras, que no cierra la puerta a postularse para dirigir el partido en el congreso de noviembre, dejaron al descubierto los movimientos tectónicos de una facción silente hasta el momento. La formación afrontaba entonces un debate interno entre el regreso al paraguas independentista o la consolidación de las tesis izquierdistas, primando lo social sobre la cuestión identitaria. Las redes contestatarias han enraizado con fuerza en el fracturado aparato republicano, cuya dirección ejecutiva respalda en su práctica totalidad las tesis del manifiesto de la discordia, que aboga por una “renovación general” de los mandos internos.
El manifiesto se interpretó como un movimiento más del ala que comanda desde el “exilio” Marta Rovira para hacerse con el control orgánico. Maniobra que la propia secretaria general ha verbalizado -en cierto modo- este mismo miércoles, haciendo suyas las demandas de los más de 700 firmantes -entre militantes rasos y altos cargos- que buscan una reforma integral de la planta noble. A pesar de que se ha desvinculado de la autoría del escrito, la que fuera mano derecha de Oriol Junqueras ha bajado el pulgar: “Lo suscribo. Pueden poner mi nombre”.
Con altas dosis de claridad se ha pronunciado ante los micrófonos de Catalunya Ràdio, subrayando que no se le buscara “detrás de un manifiesto”. Tampoco ha querido lanzar un mensaje de apoyo a una eventual candidatura de Junqueras, enfatizando en la fractura interna que vive la formación soberanista. “Será él el que tendrá que defender su candidatura. Yo no porque no me toca”, ha deslizado la secretaria general republicana en una entrevista que ha vivido momentos de tensión, especialmente al hablar de crisis interna. En este sentido, ha rechazado que existe una batalla orgánica, sino que se ha limitado a describirlo como meras “discrepancias”. En cualquier caso, entiende y respalda un manifiesto que aboga por una renovación política “tras cuatro elecciones perdiendo resultados”. “Qué menos, ¿no?”, remataba.
Los trapos sucios “se lavan en casa”
Pocos minutos después de la intervención de Rovira, Oriol Junqueras hacía un llamamiento a la calma y a la reflexión para afrontar un periodo de debate interno. El exlíder republicano entiende que el momento exige de “madurez, orden generosidad” y, sobre todo, “voluntad de sumar” para construir una nueva Esquerra. El expresidente de la formación se ha mostrado firme y tajante, aunque ha evitado entrar en un cuerpo a cuerpo directo con su antigua mano derecha, ha urgido a todos los resortes del partido a encapsular las discrepancias en los “órganos” de la estructura republicana como el “Congreso nacional”, que es donde “se tratan estas cosas”.
“Los trapos sucios, estén limpios o sucios, siempre es mejor lavarlos y tenderlos en casa”, ha reclamado el expresidente de ERC mientras redundaba en que cuando se habla de cara al público desde las siglas, hay que hacerlo de las cuestiones que “preocupan a la gente” y no de sus cuitas de poder. Con todo, no ha dado la espalda al manifiesto, cuya lectura de consenso se centra en la figura del propio Junqueras. La amplia mayoría lo ha interpretado como un dardo al exvicepresident de la Generalitat, aunque no es así a su juicio. Al menos no en su totalidad.
Junqueras ha afirmado que comparte muchas de las cuestiones que se abordan en el manifiesto. “Prácticamente todo”, ha matizado posteriormente, al tiempo que subrayaba que buscan un proyecto “plural y transversal con mucha gente y muy variada”, como es “evidente”. En este sentido, dice no sentirse interpelado por completo. “Me parece que todo el mundo lo ha interpretado así y es posible que, en parte, así sea, al mismo tiempo creo que mi opinión es poco relevante. Lo importante es que todas las personas que firman el manifiesto, son amigos míos y yo quiero que todos ellos tengan un papel relevante y ayuden”, ha rematado.
Aún con todo, la presión de la facción rovirista, Junqueras asegura que aún tiene fuerza para presentarse a la reelección como presidente de ERC, por lo que ahora dedicará sus esfuerzos a buscar el “aval renovado” de las bases del partido. Por tanto, confirma que su dimisión es temporal. Eso sí, se ha puesto a disposición del partido para ayudar “tanto como sea posible”. En el caso de cuente con un “aval explícito y renovado” de las bases, habrá papeleta con su nombre en el cónclave del próximo invierno. “Yo he dimitido para asumir responsabilidades. Mucha gente de manera externa e interna me las pedía. Es importante poder escuchar a la militancia en condiciones de igual a igual”, ha rematado.
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