El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, continúa blandiendo la bajada de impuestos como su principal bandera contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Así, ha aprovechado su intervención ante el Comité Ejecutivo de este lunes para pedir al jefe del Ejecutivo que rebaje el IVA de productos básicos del 10% al 4% y hacer más asequible la cesta de la compra. En concreto, ha mentado la carne, el pescado, aceite, agua, pasta seca o conservas.

A juicio del líder de la oposición, esta iniciativa es de lo más “razonable” dada la actual situación de inflación, que ha situado el precio de la cesta básica de alimentos en el epicentro del debate público y político.

Feijóo ha intervenido ante el Comité Ejecutivo con dos objetivos. El primero y más profundo, la reestructuración de los terceros niveles para fortalecer y robustecer el partido. El segundo, más vinculado con el argumentario, insistir en la rebaja de impuestos como principal arma electoral. De hecho, junto al dirigente gallego, se observaba el eslogan Menos impuestos. Con este atrezo y ante los barones territoriales de su partido y más cargos de la formación, ha censurado que el PSOE haya votado en contra de la propuesta del PP de bajar el IRPF a las rentas medias y bajas de menos de 40.000 euros.

Ha abundado que si el Gobierno persiste en esa bajada del IRPF, "al menos" que acepte la propuesta del PP de rebajar el IVA de los productos de alimentación del 10 al 4%, una rebaja que supone "dejar de ingresar unos 970 millones de euros" que se cubrirían con la "recaudación extra" que está recabando con el IVA.

Feijóo ha subrayado que es una propuesta "estudiada y solvente" que ha sido objeto de reflexión y análisis y que no carga el "coste de la crisis ni a las familias ni a los pequeños productores ni vendedores. "Me cuesta encajar que el PSOE nos dé elecciones de defender a las clases más humildes cuando ha votando que 'no' a rebajar el IRPF a las rentas de menos de 40.000 euros", ha sentenciado.

Guerra fiscal

En los últimos días, Génova ha hecho del debate fiscal su ring particular y, pese a que fueron los suyos los que comenzaron el intercambio de golpes, Moncloa considera que va ganando la batalla porque refuerza el marco discursivo del PSOE de que Feijóo es el defensor de los poderosos y los ricos.

El pasado lunes 19 de septiembre, el presidente de la Junta de Andalucía propinó un golpe de efecto a la esfera nacional anunciando en Madrid que suprimiría el impuesto de patrimonio, un gravamen que afectaba únicamente a fortunas superiores a 700.000 euros y engrasaba con unos 100 millones de euros las arcas públicas para financiar servicios básicos. Moreno Bonilla pretendía, así, ponerse al nivel de Isabel Díaz Ayuso y atraer ricos a su región; pero más allá de su competición fiscal, sus efectos a nivel nacional dejan a Alberto Núñez Feijóo en una delicada posición.

Tras el parón estival, el PSOE apostó por un marco discursivo que situaba al PP al lado de los poderosos mientras ellos eran El Gobierno de la gente, tal y como reza su lema de campaña. Durante el debate en el Senado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acusó a Feijóo en no pocas ocasiones de ser el defensor de los intereses de las grandes empresas. Una defensa de los ricos en la que ha incidido en cada comparecencia y entrevista. La maniobra de Moreno Bonilla es un buen ejemplo de ello: un dirigente popular eliminado un impuesto a los ricos. Génova se la ha dejado botando al PSOE, que únicamente ha tenido que rematar.

Fuentes de Moncloa admiten a ElPlural.com que el debate fiscal “refleja una actitud política y social”, una “carta de presentación”. Y en este sentido, el PP “ya va sin caretas”.

Impuesto a los ricos

Moreno Bonilla no ha hecho sino reforzar el marco del PSOE: hay “dos modelos”, el del Gobierno que “está con la mayoría social”, y el del PP, “con una minoría privilegiada”. El Ejecutivo está cómodo con ese terreno y, de igual de igual forma que el presidente andaluz de envalentonó por la mayoría absoluta, Moncloa ha aprovechado para recuperar la propuesta de Podemos de gravar las grandes fortunas.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha deslizado que, igual que se gravarán los beneficios extraordinarios de las energéticas y entidades financieras, harán lo propio con las grandes fortunas, algo que Unidas Podemos tiempo ha que solicitaba. “Estamos explorando ámbitos en donde se le pida mayor esfuerzo a aquellos que más tienen. Lo hemos hecho con la banca y tenemos que seguir explorándolo también con las grandes fortunas. Tenemos que pedirle un mayor esfuerzo a los que más tienen para acompañar a la clase media, a la clase trabajadora de este país. Y eso lo haremos", esgrimió Montero este miércoles.

La izquierda ha recogido el guante y está dispuesta a prestar la batalla fiscal. Tanto es así, que se ha recuperado el debate sobre el modelo fiscal y de financiación autonómica. El primero fue el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, quien apostó por recentralizar impuestos. El Gobierno rápidamente salió al paso sentenciando que se trataba de una “opinión personal” y su senda no transita por los mismos derroteros. La coalición se fijó como objetivo al comienzo de legislatura una reforma fiscal de calado y la actualización del modelo autonómico. María Jesús Montero encargó sendos informes a expertos para acometer las reformas pertinentes, pero ambos permanecen en un cajón por la imposibilidad del Gobierno de dedicar el tiempo suficiente dada la crisis sanitaria y económica derivada del Covid-19 y, ahora, la energética e inflacionaria provocada por la guerra de Ucrania. Desde el Ejecutivo señalan que se trata de un trabajo “reflexivo y sesudo”, por lo que “dadas las circunstancias de ahora mismo en todo el mundo”, está paralizado.

Habida cuenta de que la legislatura encara su etapa final y los tambores electorales ya resuenan, es poco probable que la reforma fiscal vea la luz en los próximos meses. Será el futuro Gobierno el que la aborde.