Reino Unido, Canadá, Australia, Francia, Portugal, Bélgica y varios países más reconocerán el Estado de Palestina esta semana, aprovechando la celebración de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Han transcurrido más de dos años desde que se recrudeció la ocupación ilegal y el genocidio perpetrados por Israel, iniciado décadas atrás, y diversos territorios empiezan a reaccionar mínimamente, siguiendo la estela de aquellos que en su momento fueron pioneros en Europa, como es el caso de España. “Fuimos los primeros”, ha sacado pecho el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El mandatario español llegará a Nueva York como uno de los principales defensores del pueblo palestino y se enfrentará a aplausos y duras críticas. En Estados Unidos, país anfitrión, espera Donald Trump, firme defensor y colaborador directo de la campaña de exterminio israelí y a quien no ha gustado la ola internacional de reconocimiento de Palestina. No obstante, y pese a las reticencias del líder estadounidense, la asamblea de la ONU contará con una agenda centrada principalmente en los crímenes que están sufriendo los ciudadanos de Gaza.
Sin embargo, los representantes de los exterminados no estarán presentes. La cita estará marcada por el caciquismo estadounidense, que no ha permitido que los líderes palestinos estén presentes en la asamblea. La cabeza más visible de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, deberá intervenir a través de videoconferencia, debido a la negativa de Trump a concederle el visado para asistir a la cumbre; mientras que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, si asistirá a la asamblea, pese a pesar sobre él una orden de detención internacional.
España lidera la solución de los dos Estados
“Juntos, por la implementación de dos Estados en los que israelíes y palestinos puedan convivir en paz”, ha anticipado Sánchez su posición que, a la par, es la definida por la ONU y la que más convence a los socios europeos. El momento es clave para la coyuntura internacional, pero el jefe del Ejecutivo español no podrá dejar su huella en discurso central, dado que será el rey Felipe VI quien intervenga desde la tribuna principal, aprovechando el 80 aniversario de las Naciones Unidas y los 70 años de pertenencia de España.
No obstante, Sánchez mantendrá importantes reuniones bilaterales y con empresarios, además de contar con escenarios desde los que abordará la situación de la causa palestina. Este lunes será el día grande para el español y comenzará con sendos encuentros con inversores y con el CEO del fondo BlackRock, Larry Fink. Más tarde, pronunciará un discurso en la Universidad de Columbia y a las 21:00, hora española, intervendrá en la “Conferencia Internacional de alto nivel para la solución pacífica de la cuestión de Palestina y la implementación de la solución biestatal”.
Todavía este lunes, Sánchez tendrá tiempo para reunirse con el mandamás de lo ONU, Antonio Guterres, con quien mantiene una gran sintonía. Con todo, el presidente busca reivindicar un orden internacional basado en reglas y respuestas progresistas ante los grandes desafíos actuales y lo hará a través de un discurso que, desde Moncloa, han anticipado que tendrá un marcado tono político.
El esperado discurso de Trump
La Asamblea General empezará oficialmente el martes, con el discurso de Guterres. Tras él, tomarán la palabra, como marca la tradición, el presidente de Brasil, Luiz Inazio Lula da Silva, y el presidente estadounidense. El de Trump es uno de los discursos más esperados en esta edición, dadas las críticas que este ha hecho de Naciones Unidas y su apoyo cada vez más solitario a Israel. La guerra de Ucrania también estará muy presente en la cumbre, igual que otros retos internacionales relacionados con el cambio climático, el incremento poblacional y la marcha económica.
En lo que respecta a la delegación española, Felipe VI intervendrá el miércoles por la mañana, siendo esta la cuarta ocasión -lo hizo antes en 2014, 2015 y 2016- en la que aprovecha este foro. Sánchez estará presente durante el discurso, aunque cuenta con una agenda más apretada, también en lo económico. Desde Moncloa aseguran que hay un enorme interés por entender la receta de los buenos datos de España y por invertir en nuestro país, de ahí el que el Gobierno aproveche la ocasión para explicar la situación y atraer inversores.