La Asamblea General de Naciones Unidas reúne cada año a los principales líderes del mundo en un debate de primer nivel que, en este 2025, está marcado por los 80 años transcurridos desde la creación de la organización y porque contará con la participación, por vía telemática, de Palestina.

Esta sesión de la Asamblea General parte con el lema 'Juntas y juntos somos mejores: 80 años y más por la paz, el desarrollo y los Derechos Humanos', con el objetivo de remarcar que la organización "seguirá solidarizándose con los pueblos del mundo en estos tiempos tan difíciles, para tratar de forjar colectivamente un futuro más pacífico, saludable, igualitario y próspero", como explica el secretario general, António Guterres. Sin embargo, el lema no pasa de ser una declaración de intenciones lanzada desde la propia ONU. El debate, que arrancará el martes y concluirá al lunes de la siguiente semana, el 29 de septiembre, brinda la oportunidad de escuchar de boca de jefes de Estado y de Gobierno sus respectivas posiciones sobre cualquier aspecto que quieran tratar. Se espera que el genocidio palestino ocupe buena parte del debate.

La sesión comienza con un primer llamamiento formal de la presidencia de la Asamblea General, ocupada en este nuevo periodo por la exministra de Exteriores alemana Annalena Baerbock, y seguirá con una intervención de Guterres. En cuanto a los países, el orden viene marcado por el nivel de la delegación, de tal manera que los primeros en intervenir son los jefes de Estado, seguidos de los jefes de Gobierno y de los ministros.

Esta regla también contempla una excepción, ya que Brasil interviene en primer lugar desde 1955, sin importar el nivel de su delegación, y Estados Unidos lo hace a continuación, en calidad de anfitrión de la principal sede de la ONU. Tienen derecho a participar los 193 Estados miembro de la ONU, si bien se invita todos los años al Vaticano, la Unión Europea y Palestina.

De hecho, una de las polémicas que ha precedido la reunión viene marcada por la decisión del Gobierno de Donald Trump de cancelar los visados para los miembros de la delegación palestina, incluido su principal representante, Mahmud Abbas. En cuanto al tiempo de cada discurso, las reglas plantean un máximo de 15 minutos por turno, aunque de índole voluntario. El récord de duración lo sigue ostentando el difunto líder cubano Fidel Castro, que en 1960 habló desde la tribuna durante 269 minutos.

Reuniones y foros

La asistencia de líderes, además, no suele limitarse estrictamente a la participación en la Asamblea General, ya que el debate deja margen para celebrar reuniones bilaterales o foros políticos como la conferencia para la solución de dos Estados entre israelíes y palestinos que auspician Francia y Arabia Saudí.

También se adapta mucho al actual escenario global y facilita la puesta de largo internacional de gobiernos o dirigentes. Será el primer discurso de Trump desde que volvió el pasado mes de enero a la Casa Blanca, mientras que Siria enviará por primera vez desde 1967 a su presidente de transición, Ahmed al Shara, que se quiere distanciar del Gobierno de Bashar al Assad.

Será de nuevo una cita dominada por presencias masculinas, habida cuenta de que sólo en 29 países la jefatura de Estado o la de Gobierno está ocupada por una mujer, según un informe de ONU Mujeres actualizado hasta este mes de septiembre y que estima que, al ritmo actual, la igualdad de género en la primera línea política aún tardará 130 años en lograrse.

Nuevos retos y juegos de equilibrio

Guterres, desde la secretaría general, insiste en que la ONU ha de reinventarse, ya que tiene frente a sí grandes retos y equilibrios geopolíticos que poco o nada tienen que ver con la etapa posterior a la Segunda Guerra Mundial, que ya ha quedado atrás, además de estar frente a un progresivo recorte de fondos. Para 2026, la organización ha propuesto más de 500 millones de dólares en recortes presupuestarios, dentro de un nuevo marco de eficiencia que plantea una reducción interanual del 15,1 por ciento en el dinero destinado a recursos y un 18,8 por ciento en costes laborales.

Guterres aspira a que la organización sea más eficiente en términos económicos y políticos, si bien en este último ámbito el reto es aún más complejo. Son cinco los países que cuentan con derecho a veto (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia, los integrantes permanentes del Consejo de Seguridad), y este poder ha tirado por tierra medidas firmes en asuntos clave como la ofensiva israelí sobre Gaza o la invasión rusa de Ucrania por estar en contraposición con sus intereses.

Pese a todo, incluidas las embestidas de Trump y otros líderes ultraconservadores contra los organismos multilaterales, Naciones Unidas sigue gozando de buena fama a ojos de la ciudadanía mundial. Seis de cada diez adultos tienen una opinión favorable, según una encuesta del Pew Research Center elaborada en 25 países y basada en casi 32.000 entrevistas. En España, un 53 por ciento de las personas encuestadas respalda a la ONU, un dato que se incrementa al 65 por ciento en el rango de edad que oscila entre los 18 y los 34 años. Por su parte, en Estados Unidos el dato ronda el 57 por ciento, mientras que Israel se sitúa a la cola de la lista, ya que apenas un 16 por ciento de los entrevistados en el ente sionista tienen una visión favorable de la organización internacional.

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