El Rey Juan Carlos I ha comunicado a Felipe VI su voluntad de trasladarse fuera de España, tal y como reza un comunicado publicado por Zarzuela. 

"Majestad, querido Felipe:

Con el mismo afán de servicio a España que inspiró mi reinado y ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada, deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones, desde la tranquilidad y el sosiego que requiere tu alta responsabilidad. Mi legado, y mi propia dignidad como persona, así me lo exigen.

Hace un año te expresé mi voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales. Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España.

Una decisión que tomo con profundo sentimiento, pero con gran serenidad. He sido Rey de España durante casi cuarenta años y, durante todos ellos, siempre he querido lo mejor para España y para la Corona.

Con mi lealtad de siempre.

Con el cariño y afecto de siempre, tu padre."

De tal forma, el mismo comunicado reitera el respeto y agradecimiento de Felipe VI a su padre por la decisión tomada. Felipe VI remarca la importancia histórica que el reinado de su padre representa "como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la democracia".

Se desconoce su destino

Tras las presiones del Gobierno de Pedro Sánchez en el que reconocían esperar algún gesto de Felipe VI, la Corona valoraba opciones, entre las que se encontraba su salida de Zarzuela. El implicado, Juan Carlos I, parece adoptar una posición de antes de echarme me voy y, según ha revaba El Mundo, estaría dispuesto a aceptar una suerte de exilio.

Dentro de Zarzuela hay voces que recomiendan que Juan Carlos I continúe en España, pues su marcha podría impulsar “el espíritu republicano” que alienta el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias.

En caso de quedarse en territorio nacional, se baraja que un círculo de empresarios amigos a la Corona financie un alquiler en una zona residencial para el Emérito, que seguiría viviendo a cuerpo de rey.

Cinco meses desde que se empezaron a conocer sus actividades ilegales

En marzo de 2020 se conocían las primeras informaciones que señalaban al Emérito detrás de la “Fundación Lucum”, de la que Felipe VI era beneficiario. Tras destaparse, el Rey retiraba la asignación a su padre y confirmaba que había renunciado a la herencia de su padre un año antes. Es decir, que Casa Real ocultó durante un año a la sociedad la fundación de su padre. Tras la primera información, se han destapado multitud de casos.

También salieron a la luz las informaciones que señalaban que el Rey Juan Carlos I planeó una estructura para recibir donaciones saudíes en España por el AVE a La Meca.

El Rey emérito se reunió en Zarzuela con el gestor de fortunas Arturo Fasana y el abogado suizo Dante Canónica​, según desveló éste último en su declaración ante el fiscal en Suiza Ives Bertossa. El monarca les habría facilitado el contacto del entonces embajador saudí en Estados Unidos, Adel Al-Jubeir, que iba a intermediar en la transferencia de los 100 millones de dólares, un "puro regalo".

Según la declaración del abogado Dante Canónica, que desvela El Español, conoció a Juan Carlos I a finales de 2007 o principios de 2008, cuando se lo presentó Fasana. "Conocí a Juan Carlos I en Madrid con Arturo Fasana en el Palacio de la Zarzuela. Nos explicó que su amigo, el antiguo rey de Arabia Saudita [Abdalá bin Abdulaziz al-Saúd, fallecido en 2015], quería hacerle una importante donación. Le pregunté cuánto dinero. Me respondió que no lo sabía", narró Canónica.

"Preguntó si existía la posibilidad de crear una estructura para recibir esta donación. Le respondí que era importante que supiéramos la cantidad y que también era importante crear una estructura totalmente transparente, es decir, que Juan Carlos I apareciera como beneficiario efectivo", añadió el abogado.

El fiscal suizo sospecha que los 100 millones de dólares entregados al rey de España pudieron ser una comisión pagada por el consorcio de empresas españolas que resultaron adjudicatarias del tren AVE entre Medina y La Meca, un macroproyecto por importe de 6.736 millones de euros.

Fasana viajó a Washington a reunirse con el embajador saudí para obtener la confirmación de que era realmente una donación. Al-Jubeir "confirmó que era de hecho un pure gift ( puro regalo) que ascendería a varias decenas de millones. Habló de una horquilla entre 20 y 100 millones". Fasana y Canónica crearon entonces la fundación. "Contactamos con un agente que nos sugirió varios nombres ente los cuales figuraba Lucum. Fasana era el presidente y yo el secretario". Y abrieron una cuenta en el banco Mirabaud.

"Fasana fue contactado por el embajador Al-Jubeir, que quería saber si habíamos podido abrir una cuenta. A petición mía, Fasana se reunió con Al-Jubeir en Basilea, en la terminal de Jet Aviation, para darle los detalles del IBAN de la cuenta que habíamos abierto", narró Canónica. Unos días después llegaron los fondos. "Fue entonces cuando descubrimos la cantidad exacta de la donación. Llamamos a Juan Carlos I, que se quedó atónito al saber la cantidad que se había pagado. Pronunció una frase como '¡Oh Dios mío! Han sido muy generosos'".

Unos meses después, Corinna señalaba ante la justicia de de Suiza que Juan Carlos I le entregó 64,8 millones de euros en 2012 provenientes de la Fundación Lucum “no para deshacerse del dinero sino por gratitud y por amor”. Además, la examante del rey señaló que quería asegurar “su futuro y el de sus hijos". "Todavía tenía la esperanza de recuperarme”, sentenció.

Según Canónica, el Rey Juan Carlos "no se sentía cómodo con la cuenta en un banco suizo. Además, en la medida en que el intercambio automático de información [entre Suiza y los países de la UE] se estaba discutiendo e iba a tener lugar a medio plazo, la presencia de esta cuenta en Ginebra era una bomba de relojería". De tal forma, Juan Carlos I transfirió el dinero proveniente, supuestamente, de las obras del AVE Corinna.

Por si fuera poco, Voz Pópuli, publicaba que en noviembre de 2011 el Rey habría ordenado al gestor de su fortuna en Suiza que hiciera una transferencia de un millón de euros a través de su fundación, Lucum, para que su expareja Marta Gayá tuviera “una vida decente”.

Marta Gayá nació en Mallorca en 1948, hija de Fernando Gayá, exconsejero delegado de la empresa de construcción Prebetong Baleares S.A. y propietario del hotel Villamil. La amiga del Rey estudió en el Colegio del Sagrado Corazón, al que suelen acudir las élites de Mallora, añadiendo posteriormente un curso de decoración en Barcelona aunque, según cuentan varias fuentes a Vanity Fair, nunca ejerció como tal. Saltó a la luz de los focos en 1992 cuando las revistas Point de Vou y Oggi aseguraron que tenía “una duradera relación sentimental” con el emérito.

En el verano de 2017, la mallorquina se reencontró con Juan Carlos I en Irlanda, secreto desvelado por una granjera del lugar que grabó en vídeo el encuentro, causando un terremoto mediático tanto nacional como internacional.

Las investigaciones de Vanity Fair profundizan en el tema apuntando que Gayá salió de la vida de Juan Carlos I cuando llegó Corinna Larsen, aunque su círculo deja caer que los ex amantes todavía mantienen una relación “de amistad” y “complicidad”.

Un matrimonio roto

Desde que se empezaran a conocer las informaciones del Rey Juan Carlos, la vida sentimental del Emérito ha salido a la luz.

Son muchos los que se han preguntado en más de una ocasión por qué la reina Sofía aguantó durante años las infidelidades de Juan Carlos I y no se separó. 

La principal razón tendría su origen, no en su hijo Felipe, como muchas veces se ha apuntado, sino en unas palabras que su madre, la reina Federica, le profirió cuando Sofía se enteró de los deslices de Juan Carlos, según cuenta Pilar Eyre. En su primer año de matrimonio "sorprendió a su marido en la cama con una mujer en una cacería en la que se presentó por sorpresa. Tenía solo 37 años y se acababa de morir Franco". 

Entonces cogió a sus hijos y huyó a la India, donde pensaba quedarse, pero se topó con esta frase de su madre:  "No lo abandones nunca, no dejes de ser reina… ¿Quieres ser como yo, una reina sin reino, una paria que tiene que vivir de la caridad de los demás, y que ha tenido que venir a la India porque nadie me aguanta?”.

Eyre recuerda que "Federica vivía modestamente en un ashram en Delhi junto a su gurú Mahadevin y su hija Irene. Había salido tan pobre de su país, que Juanito y Sofía les habían tenido que llevar ropa a Roma para que se vistieran ella, sus hijos y sus nietos". 

Sofía, relata la periodista "entendió la lección perfectamente" y fue ella misma la que le comunicó al rey que no se divorciaría nunca.