El Rey Juan Carlos planeó en el Palacio de la Zarzuela crear una estructura en Zuiza para guardar "una donación" de 100 millones de dólares (64,8 millones de euros) que iba a recibir del monarca de Arabia Saudí, que terminó transfiriendo a su íntima amiga Corinna, por miedo a que los fondos fueran revelados.

El Rey emérito se reunió en Zarzuela con el gestor de fortunas Arturo Fasana y el abogado suizo Dante Canónica, según desveló éste último en su declaración ante el fiscal en Suiza Ives Bertossa. El monarca les habría facilitado el contacto del entonces embajador saudí en Estados Unidos, Adel Al-Jubeir, que iba a intermediar en la transferencia de los 100 millones de dólares, un "puro regalo".

Según la declaración del abogado Dante Canónica, que desvela El Español, conoció a Juan Carlos I a finales de 2007 o principios de 2008, cuando se lo presentó Fasana. "Conocí a Juan Carlos I en Madrid con Arturo Fasana en el Palacio de la Zarzuela. Nos explicó que su amigo, el antiguo rey de Arabia Saudita [Abdalá bin Abdulaziz al-Saúd, fallecido en 2015], quería hacerle una importante donación. Le pregunté cuánto dinero. Me respondió que no lo sabía", narró Canónica.

"Preguntó si existía la posibilidad de crear una estructura para recibir esta donación. Le respondí que era importante que supiéramos la cantidad y que también era importante crear una estructura totalmente transparente, es decir, que Juan Carlos I apareciera como beneficiario efectivo", añadió el abogado.

Una fundación para ocultar el dinero

La opción fue crear la fundación Lucum. Fasana era el que administraba los fondos y realizaba los movimientos del dinero. El nombre de Juan Carlos sólo aparece en un formulario depositado en el banco. El fiscal suizo sospecha que los 100 millones de dólares entregados al rey de España pudieron ser una comisión pagada por el consorcio de empresas españolas que resultaron adjudicatarias del tren AVE entre Medina y La Meca, un macroproyecto por importe de 6.736 millones de euros.

Fasana viajó a Washington a reunirse con el embajador saudí para obtener la confirmación de que era realmente una donación. Al-Jubeir "confirmó que era de hecho un pure gift( puro regalo) que ascendería a varias decenas de millones. Habló de una horquilla entre 20 y 100 millones". Fasana y Canónica crearon entonces la fundación. "Contactamos con un agente que nos sugirió varios nombres ente los cuales figuraba Lucum. Fasana era el presidente y yo el secretario". Y abrieron una cuenta en el banco Mirabaud.

"¡Oh, Dios mío!"

"Fasana fue contactado por el embajador Al-Jubeir, que quería saber si habíamos podido abrir una cuenta. A petición mía, Fasana se reunió con Al-Jubeir en Basilea, en la terminal de Jet Aviation, para darle los detalles del IBAN de la cuenta que habíamos abierto", narró Canónica. Unos días después llegaron los fondos. "Fue entonces cuando descubrimos la cantidad exacta de la donación. Llamamos a Juan Carlos I, que se quedó atónito al saber la cantidad que se había pagado. Pronunció una frase como '¡Oh Dios mío! Han sido muy generosos'".

Juan Carlos I transfirió el dinero a Corinna

El 18 de abril de 2012, cuando abandonaba la clínica en la que fue operado de la cadera tras su caída en Botsuana, el Rey Juan Carlos declaró ante los españoles: "Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir". En junio siguiente hizo una transferencia de los fondos de Lucum a su amiga Corinna.

Según Canónica, el Rey Juan Carlos "no se sentía cómodo con la cuenta en un banco suizo. Además, en la medida en que el intercambio automático de información [entre Suiza y los países de la UE] se estaba discutiendo e iba a tener lugar a medio plazo, la presencia de esta cuenta en Ginebra era una bomba de relojería".