El PSOE ha enviado una delegación a Suiza, liderada por su secretario de organización, Santos Cerdán, con el objetivo de renegociar con Carles Puigdemont las relaciones de ambos partidos en el plano parlamentario, según ha avanzado ElDiario.es.
Después de sus primeros encuentros, que concretaron en la ley de amnistía y en la investidura de Pedro Sánchez, la relación de socialistas y neoconvergentes ha atravesado ciertas asperezas. Desde el arranque del nuevo curso político, la investidura de Salvador Illa en Cataluña o la decisión del Tribunal Supremo de sacar de la amnistía a Puigdemont, entre otras cosas, ha alejado a los independentistas del redil del apoyo al Gobierno y han amenazado con unir sus votos a los de PP y Vox para tumbar medidas del Ejecutivo, que sigue necesitando de los votos de Junts para sacar adelante su carga legislativa. Esta reunión, a la vista de este contexto, puede resultar decisiva.
Sin embargo, el ambiente que se respira no es precisamente de optimismo. En las horas previas al encuentro, los ánimos en Ferraz y Moncloa no eran muy ávidos, y el ambiente político que predominó en el Congreso tampoco daba pie a otra sensación. Junts anunció su abstención en una propuesta sobre vivienda y a últimas cambió el sentido de su voto, uniéndose a la derecha y a la extrema derecha para asestarle otro revés al Ejecutivo. Decisiones que se unen, a su vez, a amenazas explícitas del propio Puigdemont de seguir en esta misma senda.
Así las cosas, este nuevo encuentro se produce con un telón de fondo de alta tensión entre neoconvergentes y socialistas, y a las puertas de otra votación clave: la de la senda de estabilidad, prevista para el próximo jueves, que ya fue tumbada por el propio Junts, PP y Vox a finales del mes de julio y a la que el Consejo de Ministros volvió a dar luz verde el pasado 10 de septiembre para volver a intentar su aprobación. El Ministerio de Hacienda alarma de que de su aprobación depende, en gran parte, que salga adelante un margen fiscal para comunidades autónomas y ayuntamientos de hasta 11.500 millones de euros en los dos próximos años.
Los presupuestos, un punto clave
Al margen de estas enormes cifras y de su importancia para Ayuntamientos y Ejecutivos autonómicos, este asunto tiene otro componente: el político. Si el Gobierno es capaz de sacarlo adelante, supondrá un fuerte respiro respecto a la negociación de los Presupuestos Generales del Estado de 2025, que Moncloa quiere impulsar antes de final de año y para los que resulta imprescindible, como para casi todo lo que se vota en el Hemiciclo con la actual aritmética parlamentaria, el apoyo de los siete diputados de Junts.
Las fuentes socialistas, sin embargo, no se aventuran, ya que son conscientes de lo complicado que es depender de Puigdemont para asuntos tan importantes. "Perder el respeto a quien tiene los votos que necesitas y no sudar la camiseta intentando ganártelos en cada votación es el camino más directo al fracaso. Lo reitero: estas eran las reglas del juego que expusimos desde el primer día, por lo que no se pueden hacer los asombrados. ¿No se negocia un decreto, una ley, un nombramiento? Entonces nuestro voto no pueden darlo por supuesto. El nuestro, no", escribió Puigdemont en X tras la mencionada negativa a la propuesta de vivienda.
La investidura de Illa, el momento de ruptura
Desde Junts, por su parte, se mantienen en la misma línea que les caracterizó desde la investidura: hacer que Pedro Sánchez "sude la camiseta" en todas las votaciones. "Nosotros negociamos pieza a pieza. Si cumples, cumples. Y si no, no hay votos. Que lo entiendan, que no tienen mayoría. Nosotros a cambio de nada, nada. Y a cambio de todo, mucho", argumentan los independentistas.
"Todo ha cambiado desde la investidura de Salvador Illa, pero esperamos que recapaciten. Tienen que digerir que Illa es president y darse cuenta de que no es sostenible situarse siempre al lado del PP y de Vox", señalan desde el entorno de Sánchez, que esperan que los de Puigdemont adopten una actitud más dialogante después de la reunión entre Cerdán y el expresident.
Sin embargo, el equipo de Sánchez es consciente de que el momento actual puede ser complicado para tender puentes con Junts, por no decir casi imposible. Pese a ello, se mantienen en una dicotomía, por el momento, asumible: seguir intentándolo hasta que Junts quiera colaborar de nuevo, o continuar la legislatura sufriendo en cada votación.