El Partido Popular (PP) se lanza a la carrera de la Inteligencia Artificial (IA). Los conservadores quieren más que posicionamiento y en su pretensión de seguir conociendo las nuevas tecnologías han decidido dar un paso al frente con la creación de un departamento específico para abordar la materia y conseguir sacar rédito electoral de las tendencias y principales preocupaciones que quedan plasmadas en los diferentes canales tecnológicos. Big Data en estado puro para detectar caladeros de voto en los que lanzar la caña y pescar los votos que faltaron en anteriores citas electorales.
El Gabinete de Inteligencia y Datos Electorales Avanzados, conocido como G-IDEA, funciona a toda máquina bajo los mandos del vicesecretario de Análisis Electoral y Coordinación Territorial, Elías Bendodo. El equipo está integrado por gente fuerte del partido, pero también por técnicos ajenos con un elevado conocimiento en las nuevas herramientas de la información y teóricos del campa de las ciencias políticas y la sociología. Un "termómetro" para medir "cómo respira la sociedad" a través de paneles, "escucha" digital y encuestas diarias, telefónicas y online, revela El Confidencial.
El equipo se nutre en el día a día de barómetros y encuestas que manosean y exprimen hasta sacarle la última gota de jugo; además de un servicio externalizado de call center con el que recabar más información en tiempo real. A más, el uso de la IA también se está aprovechando el Génova para la optimización de tareas del día, como el posicionamiento discursivo o la elección de los puntos clave del debate público. Todo bajo el riesgo de perder la naturaleza y los principios propios.
Las redes sociales, nuevo campo de batalla
Guste más o menos, cualquier partido político que aspire a conseguir un gran resultado electoral debe estar en todas las redes sociales. Y debe estar activo. Huir de plataformas como Twitter, como ha sucedido recientemente con una ola de respuesta a la posición cada vez más radical de Elon Musk, no consigue el impacto que persiguen los indignados, sino que representa la renuncia a un campo de batalla importante. Los partidos de extrema derecha lo han entendido en toda Europa y aprovechan estas plataformas para lanzar propaganda xenófoba y reaccionaria y emitir bulos.
La ultraderecha española, encarnada por Vox y figuras como Alvise Pérez, es consciente del nicho que suponen unas plataformas cada vez más derechizadas; sin embargo, los viejos partidos aún intentan acomodarse, protagonizando en alguna ocasión situaciones de vergüenza ajena que los más jóvenes, los más asiduos de estas plataformas, no pueden por más que atribuir a un boomer. Esto es lo que quiere cambiar ahora el PP con su G-IDEA a cargo de Bendodo.