El fin de semana en Sevilla ha sido agridulce para el ayusismo, que se lleva del XX Congreso Extraordinario la promesa de poder llamarse PP de Madrid. Castigados sin poder orgánico en la nueva Génova que ha conformado el flamante presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso ha conseguido, como premio de consolación, luz verde para convocar cuanto antes el Congreso que la eleve por fin a presidenta de la formación y le permita organizar el partido en torno a su figura y sus lealtades.

El sábado, cuando se conoció la lista de vocales que Feijóo proponía para el Comité Ejecutivo Nacional y la Junta Directiva, el enfado en Sol era ya patente. “Qué más da la estructura: importa que ahora dejarán trabajar en paz a la presidenta”, señalaban en su entorno. Esa mención a las manos libres de la presidenta se ha convertido en la máxima que repiten en el PP de Madrid, en forma de permiso para convocar su Congreso.

"Nos importa el Congreso"

En ese momento, solo se conocía la lista de vocales, donde la mayor concesión a Ayuso era la inclusión de Alfonso Serrano, su portavoz en la Asamblea y a quien todos señalan como futuro secretario general del PP de Madrid que montará Ayuso. El número de vocales elegido por Feijóo para Madrid era el mismo que los concedidos a Andalucía y uno menos que a Galicia, pero con dos salvedades. Por una parte, entonces ya se sabía que el andaluz Elías Bendodo sería coordinador general y que el gallego Diego Calvo presidiría el Comité Electoral -y que el presidente sería el gallego Feijóo, claro. Por otra parte, entre los madrileños elegidos estaba Manuel Cobo, amigo personal de Feijóo, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, a quien se impulsó como rival interno de Ayuso en la época de Pablo Casado.

“Nueva etapa en el PP”, señala un dirigente madrileño, “a nosotros nos importa el Congreso de Madrid”. Esa es la máxima ahora, mirar al Congreso que tendrá que posiblemente se convoque esta semana para que Ayuso pueda apuntarse una victoria. Los estatutos del PP señalan que los congresos regionales tienen que convocarse con 45 días de antelación en caso de ser ordinarios o en 30 días si van a ser extraordinarios. Otro dirigente insiste en que el Congreso es un buen trofeo, el que lleva Ayuso buscando desde hace meses, pero reconoce que la falta de cuota en la nueva Génova era esperable. "Es lo normal cuando hay una guerra, todos pierden", señalan, en alusión a la pelea fratricida entre Ayuso y Casado.

Si se quiere celebrar en el fin de semana de San Isidro, con el componente identitario que ello conlleva y como desea el entorno de Ayuso, tendrá que ser un Congreso Extraordinario y la Junta Directiva del PP de Madrid tiene que convocarlo, con dos tercios de apoyo, antes del 16 de abril. Pero descontada la Semana Santa que está por empezar, la convocatoria tiene que ser esta semana. Si no, ya se irían a “primeros de junio” y la bandera de la victoria frente a la anterior dirección de Pablo Casado quedaría bastante deslucida.

Serrano, "satisfecho" con la "cuota"

El propio Serrano ha sido el encargado de salir este lunes a dar la cara para valorar la nueva situación y ha dicho estar muy “satisfecho” por la “cuota madrileña” para renovar el partido, dentro de la que él será vocal del Comité Ejecutivo, algo que le produce “orgullo y honor”.

Serrano ha confirmado que el foco está puesto en el Congreso del PP de Madrid, del que estén "ultimando las fechas" pero que, previsiblemente, será para mayo, antes o después del 15, para “ponerse a trabajar en el objetivo internacional y reforzar los esfuerzos autonómicos y locales”:

En una entrevista en Onda Madrid, Serrano ha asegurado que "la propuesta es muy inclusiva. Estamos muy satisfechos del peso que tiene Madrid en la dirección del partido y estamos en un tiempo nuevo y nos sentimos respaldados de que habrá un clima de entendimiento entre la dirección nacional y Madrid", ha señalado. Una cuota que se limita a Pedro Rollán en el Comité de Dirección que un dirigente del PP de Madrid cree que “tiene todo el sentido” porque fue el alcalde más votado de España. Sin embargo, el hecho de que no sea un ayusista de corazón, provoca ironía: “Un problema menos para Ayuso”.