El caso de falseamiento de currículum protagonizado por Noelia Núñez, diputada en el Congreso de los Diputados, vicesecretaria de Movilización y Reto Digital del Partido Popular (PP) y líder de la formación en Fuenlabrada, ha generado un terremoto político. El principal responsable de esta detección ha sido el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, que este miércoles ha continuado incidiendo en la falta de honestidad de la que había sido llamada la Ayuso de Fuenlabrada y se ha acordado de otros perfiles en la supuesta meritocrática derecha neoliberal.
Núñez comenzó muy joven su carrera política y no llegó a finalizar sus estudios, algo que no supondría ningún problema de no ser porque ha mentido al decir que sí contaba con varias titulaciones. Además, también paseaba por entrevistas e intervenciones públicas una gran exaltación a la preparación académica, la superación, el estudio y, en definitiva, el argumentario meritocrático que no cumple. Sin embargo, no es la primera persona, ni será la última, que vende el discurso de la preparación y luego no se lo aplica.
Puente ha aportado otro ejemplo que le ha resultado similar a través de sus redes sociales. Este es el de Beatriz Fanjul, diputada desde 2019 y presidenta de Nuevas Generaciones del Partido Popular desde 2021. La bilbaína empezó la carrera de Administración y Dirección de Empresas, pero no consta que haya llegado a finalizarla. El ministro de Transportes ha incidido en esta situación, relacionándola con las soflamas que habitualmente pronuncian los neoliberales.
Deusto “otro ejemplo”, ha comparado a Fanjul con Núñez. “Esta es la gente que le habla a los jóvenes, desde el PP, de meritocracia y cultura del esfuerzo. Gente que ha tenido todas las oportunidades por razón de cuna y que no ha acreditado ni méritos ni esfuerzo alguno”, ha desarrollado Puente su argumento. “Auténticos ninis de la vida”, ha zanjado el titular del Ministerio de Transportes. Sin embargo, en la web oficial del PP consta que Fanjul “estudió Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Deusto”.
Clasismo y meritocracia
La vida política no exige, ni debería hacerlo nunca, de una titulación educativa mínima para poder representar a la ciudadanía. Lo contrario es clasista y obvia a millones de trabajadores que tienen el mismo derecho activo y pasivo a la participación. La derecha neoliberal piensa lo contrario y enarbola la falsa bandera de la meritocracia en un claro ataque a la clase trabajadora; sin embargo, en múltiples ocasiones no se molestan ni en comprar los consejos que venden. El ejemplo de Noelia Núñez ha dado buena cuenta de ello y ha recordado otros casos.
En la lógica de las democracias liberales medrar en la estructura partidistas suele ser la principal palanca de acceso y las juventudes son la mejor de las alternativas. El caso de la que fue llamada la "captadora del voto obrero del PP" ha vuelto a airear la alfombra, exponiendo que los propios neoliberales se castigan con su propio clasismo, llegando incluso a inventarse titulaciones que no han obtenido y que, antes o después, siempre se acaba revelando que no tienen. El ascenso político les llega antes de finalizar los supuestos estudios de los que presumen y los abandonan.