Le legislatura ha arrancado en Moncloa con la negociación más dura de todas: la de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). A su confección, acelerada y a contrarreloj, se le suma un futuro camino no exento de dificultades y vetos que podrían acabar bloqueando la salida a la luz de unas nuevas cuentas públicas en las que, sostienen voces autorizadas, "María Jesús Montero lleva trabajando cerca de seis meses"

Los principales riesgos que tendrá que sortear el Gobierno no estarán precisamente en las interioridades técnicas de su preparación, ya que, según parece, el Ejecutivo no debería tener demasiados obstáculos para repartir el pastel entre los diferentes ministerios. Todos los departamentos, por el momento, deberán realizar su propia fiscalización interna para comunicar a Montero, plenipotenciaria en la preparación del documento definitivo, cuánto dinero requieren y qué motivaciones sostienen esa petición. 

La Orden Ministerial que da el pistoletazo de salida al tiempo oficial de confección de los PGE ya ha sido publicada, este jueves, en el Boletín Oficial del Estado. Con esta rubricación, anunciada este miércoles por Pilar Alegría en su estreno como portavoz del Gobierno durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, empieza un camino en el que las negociaciones también jugarán un importante papel. Sin embargo, el Gobierno cree haber hecho los deberes, ya que las cuentas públicas fueron, junto a la amnistía, el tema estrella de las negociaciones previas a la investidura. 

Con los socios más o menos comprometidos a apoyar estos Presupuestos, la preocupación recae, no obstante, en dos frentes distintos: en los cinco de Podemos, que piden ser considerados un interlocutor autónomo y alejado de Sumar, y en el posible veto a un aumento del techo de gasto del PP en el Senado, cámara en la que dispone de una mayoría absoluta que instrumentalizará como contrapeso a Sánchez

El veto del Senado 

Este tema ha monopolizado, durante la jornada de este jueves, buena parte de las preguntas en la sala de prensa del Congreso de los Diputados. También un sinfín de conversaciones en los pasillos adyacentes. El resultado de todas las conversaciones aún es demasiado incipiente para su valoración, pero, si bien las fuentes progresistas consultadas creen que la derecha lo tendrá muy difícil para no asumir las nuevas reglas, desde el PP se muestran confiados en poder retrasar el tiempo suficiente la tramitación de los PGE para acabar anulando cualquier posibilidad de sacarlos adelante. 

De hecho, a primera hora de la mañana, mientras varios pesos pesados del PP aguardaban pacientemente la intervención de Cuca Gamarra, el tema de conversación era este: "La responsabilidad del Senado es controlar al Gobierno. Lo haremos, sin duda, con todos los mecanismos a nuestro alcance. La senda tiene que ser la adecuada, y, ahora mismo, por la falta de transparencia del Gobierno, ya estamos viviendo situaciones de improvisación en la conformación de los presupuestos de varias comunidades autónomas", denunciaban. 

Sobre un posible cambio normativo que finalice con la posibilidad de veto del Senado, escenario que no es la primera vez que se pone sobre la mesa, fuentes populares aseguran que "las reglas están marcadas" y en caso de atisbar movimientos del Ejecutivo de Sánchez en esta dirección irán a los tribunales. Un escenario que por el momento no se valora en Moncloa pero que, a ojos del PP, supondría el enésimo intento de Pedro Sánchez por callar a las instituciones y supeditarlas a sus intereses partidistas: "Estamos acostumbrados a estos subterfugios del Gobierno, a esta constante búsqueda de la eliminación de equilibrios", indican. 

Tampoco voces autorizadas del PSOE se han librado de dar esta batalla del relato en los pasillos del Congreso. Poco después de escuchar a sus homólogos populares, han sido dirigentes de peso dentro del socialismo en la Cámara Baja los encargados de mostrarse visiblemente sorprendidos por el debate sobre un posible veto del Senado: "¿Son capaces, solo por jorobar, de ir en contra de un aumento del gasto que beneficiaría a sus ayuntamientos y comunidades autónomas?", se preguntaban. 

De esta forma, y pidiendo "sensatez" política de forma recurrente, estas fuentes se mostraban confiadas en que los Presupuestos Generales del Estado vean la luz en tiempo y forma: "Estamos convencidos", aseguran. Preguntados por un posible cambio en la legislación para evitar el veto del PP, prefieren guardar silencio y limitarse a sonreír ligeramente: "Ya veremos. Habrá presupuestos". 

Los cinco de Podemos

Si la posibilidad que tiene el PP en el Senado no fuera motivo suficiente para que los ministerios económicos del Ejecutivo perfilen un plan B, a este hipotético inconveniente se suman los cinco de Podemos. La formación morada, actualmente dirigida por Ione Belarra, exministra de Derechos Sociales desde hace 48 horas, promete dar la batalla y pedir una negociación propia alejada del resto de formaciones de izquierdas integradas en Sumar. 

Esta será la tónica general de la legislatura, a la espera de conocer si estos aireados comentarios devienen en una ruptura del grupo parlamentario. "El PSOE cometió un error echándonos del Gobierno", dicen en público. "El PSOE se arrepentirá a golpes, a martillazos", comentan fuentes del partido en privado. Una declaración de intenciones donde los PGE no quedan exentos de negociaciones: "El Gobierno tiene un problemón con los presupuestos. En estos Presupuestos ya no hay gasto directo de fondos europeos, más allá de las adendas, por lo que su aprobación es necesaria", añaden, indicando que quedan varios pasos por superar pero que su voz deberá ser escuchada como condición sine qua non para su aprobación. "Si los cinco de Podemos votamos en contra, no hay mayoría"

Fuentes socialistas, preguntadas por este órdago, amenaza o aviso, se muestran cautas: "Podemos tiene que entenderse con Sumar. Comparten grupo parlamentario y son ellos quienes tienen que solucionar sus problemas internos", sostienen. Sobre la posibilidad de incluirlos en la negociación como un actor autónomo e independiente de Sumar, en el PSOE bromean: "Si nos tenemos que sentar a negociar con ocho, nos da lo mismo hacerlo con nueve".