Madrid ha sido durante muchas décadas el epicentro de sueños y aspiraciones para aquellos que han decidido llamarla hogar. Sin embargo, tras la fachada de satisfacción que muchos madrileños proyectan, se esconde una realidad palpable: el modelo de gestión actual, encabezado por el gobierno de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad y de José Luis Martínez Almeida en la capital, está dejando atrás a una parte significativa de la población.

La última encuesta de calidad de vida y satisfacción con los servicios públicos de Madrid, realizada entre noviembre de 2023 y enero de 2024, ha sacado a la luz un contraste preocupante. A pesar de que la satisfacción general de vivir en Madrid se mantiene alta, con una valoración de 7,8 sobre 10, hay dos indicadores que han suspendido estrepitosamente: el coste de la vida y el acceso a la vivienda, siendo este último el peor valorado con un 3,5 sobre 10.

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El informe, basado en 8.509 entrevistas a residentes de los 21 distritos de la ciudad, revela que el 18,8% de los encuestados considera el acceso a la vivienda como el principal problema, y más de la mitad de los madrileños lo señalan como una de las dos principales áreas donde se deberían invertir más impuestos.

Este descontento se refleja en el hecho de que, aunque la gestión del gobierno recibe una valoración positiva en general, hay una clara demanda de cambio en políticas que mejoren la asequibilidad y la calidad de vida en la ciudad. Los distritos de Moratalaz, Villaverde, Vicálvaro, Hortaleza y Retiro han mostrado un aumento en la satisfacción respecto al año anterior, pero incluso en el barrio de Salamanca, el de mayor satisfacción, no se puede ignorar la preocupación por el coste de la vida.

El ‘modelo Ayuso’ se agota

El 'modelo Ayuso', que ha sido objeto de tanto debate, parece estar llegando a un punto de inflexión. Los madrileños están cansados de un sistema que favorece a unos pocos mientras deja a muchos luchando por mantenerse a flote en una ciudad que se vuelve cada vez más inaccesible para los que menos tienen. En este sentido, la brecha entre aquellos que pueden permitirse vivir cómodamente en Madrid y aquellos que luchan por llegar a fin de mes se está ampliando, y la falta de políticas efectivas para abordar esta disparidad está generando frustración entre la población.

La encuesta también destaca que, aunque problemas como el tráfico y la limpieza han mejorado su valoración, la preocupación por las aglomeraciones y la masificación ha aumentado, lo que sugiere que la calidad de vida en Madrid está siendo afectada por una densidad poblacional cada vez mayor.

Sin embargo, las preocupaciones no se limitan únicamente a la vivienda. El costo de la vida en Madrid es otra carga pesada que los residentes tienen que soportar. Con el 11,6% de los encuestados identificándolo como una de las principales preocupaciones, el impacto económico de permanecer en la capital se vuelve cada vez más evidente. Este desafío se suma a otros problemas persistentes como el tráfico, la limpieza y el medio ambiente, que, aunque han visto una ligera mejora en comparación con años anteriores, aún preocupan a una parte significativa de la población.

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Las notas positivas

En contraste con estos problemas, hay aspectos de la vida en Madrid que siguen recibiendo altas calificaciones. La oferta cultural, el ocio y la diversión, así como la imagen internacional de la ciudad, continúan siendo puntos destacados. Sin embargo, estos atributos positivos no pueden eclipsar las dificultades que enfrentan muchos madrileños en su vida diaria.

Otro aspecto destacado de la encuesta es la percepción de seguridad en la ciudad. Aunque la mayoría de los encuestados consideran que Madrid es una ciudad segura, hay una clara diferencia entre la percepción durante el día y la noche. Esta discrepancia sugiere que, si bien se ha logrado cierto nivel de seguridad, aún existen áreas de mejora para garantizar que todos los ciudadanos se sientan protegidos en todo momento.

En términos de movilidad, aunque el metro y el autobús urbano siguen siendo los medios de transporte más utilizados, se observa un aumento generalizado en el uso de todos los medios de transporte disponibles. Esto subraya la necesidad de seguir invirtiendo en infraestructuras y servicios de transporte público para satisfacer las crecientes demandas de una población en constante movimiento.

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