Presentada como la “mujer con más poder de España”, María Jesús Montero despachó ante Jordi Évole los asuntos de actualidad, incluso aquellos que ponen al Gobierno entre la espada y la pared, como lo es el caso Koldo. La trama corrupta que salpica al Ministerio de Transportes y a uno de sus antiguos responsables (José Luis Ábalos) “hace mucho daño” al Ejecutivo de coalición. Al menos así lo admitió la vicepresidenta primera en Lo de Évole, en LaSexta. Montero lo reconoció, pero aseguró que no había nadie en el gabinete del presidente que lo viera venir porque no mostró “síntomas” de “nada que no fuera lo que percibieran los ciudadanos” en ese momento.
Montero afrontó la dura travesía de preguntas sobre el caso Koldo y los vínculos de quien fuera secretario de Organización del Partido Socialista. “No es alguien más”, expuso con cierta incredulidad la vicepresidenta primera, en un intento por exhibir aún la sorpresa -y el golpe- que supuso la vinculación del exministro de Transportes con la trama corrupta. Por ello, asegura que aún a día de hoy, todavía no da “crédito” y no logra entender las “motivaciones” de su ex colega a “tener determinados comportamientos”. “Yo no salgo de mi asombro”, abundó la también responsable de Hacienda.
De hecho, incide en su tesis del desconocimiento porque durante los tres años que compartió gabinete con Ábalos mantuvo una relación “absolutamente normal”, sin lugar a “síntomas” o muestras que apuntaran a “nada que no fuera lo que todos los ciudadanos” percibían en tal momento. “Le tengo que decir que yo me quedo de piedra”, sostiene la ministra de Hacienda antes de virar el interrogatorio de Évole hacia su propio ministerio.
El conseguidor de la trama, Víctor de Aldama, señaló directamente al jefe de gabinete de Montero, Carlos Moreno, tras poner en funcionamiento el ventilador del fango -a ojos del Ejecutivo-. De hecho, explicó que la mano derecha de la vicepresidenta se reunió con él para solicitarle un aplazamiento de deuda. La ministra, sin embargo, rechaza cualquier tipo de ligazón con el empresario, subrayando que se la tiene “jurada” al Ministerio de Hacienda por investigar su entramado empresarial. “El problema del señor Aldama es el fraude fiscal que tiene con los hidrocarburos”, espetó la vicepresidenta primera, al tiempo que pronostica que “volverá a la cárcel” pese a sus ánimos de “venganza” contra su departamento.
Aplicaría la Ley de Amnistía a Puigdemont
La vicepresidenta primera aseguró también que aplicaría a Puigdemont la Ley de Amnistía con carácter inmediato si volviese a España, y que preferiría que viviese en España en aras de normalizar la situación política en Cataluña. "Una situación complicada", así definía el escenario del político soberanista desde que se fuera del país.
Para Montero, sería una forma de cerrar un "capítulo triste" para Cataluña y España en referencia el proceso independentista derivado del 1 de octubre de 2017. "Eso no se terminará hasta que, por supuesto, Puigdemont no regrese", sostenía en la conversación con Évole.
Así las cosas, la también secretaria general del PSOE de Andalucía afirmaba que aplicaría "lo que el legislador quiso, que se amnistiaran todos los sucesos que tuveran relación con el proceso sin excpeción" al ser preguntado por la manera en la que aplicaría la mencionada ley.
En cuanto a si ha tenido contactos puntuales con el líder de Junts o si conoce más sobre él, la ministra le describía como una persona "muy convencida de sus ideas" y como alguien que piensa que "todo lo que hizo" durante el procès es "correcto".
Condonación de deuda
Preguntada si cree que le va a suponer un coste político en Andalucía la condonación de deuda tras el acuerdo entre el Gobierno con ERC, la ministra ha sha recriminado que haya planteamientos que proponen los grupos nacionalistas catalanes que simplemente se discuten porque los plantean ellos y no porque a alguien le parezca mal.
"No puede ser en política, no se puede tener esa perspectiva de que es más importante quién que el qué", lamentaba en ese sentido. "Hay alguna persona, algún colectivo, algún partido político, que pone encima de la mesa algo que incluso puede resultar incómodo a primera vista pero que cuando uno lo analiza tiene que tomar partido", ha señalado.