El Congreso del Partido Popular Europeo (PP) se celebrará finalmente en Valencia. Pese a los intentos del líder de los conservadores españoles, Alberto Núñez Feijóo, de trasladar el cónclave a otra ciudad española para evitar la fotografía con el president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, las principales cabezas de la formación desembarcarán en tierras mediterráneas el 29 y 30 de abril. Así lo ha decidido Manfred Weber, cabeza del PPE, que ha fulminado el plan del político gallego para alejarse de su barón territorial.
Feijóo había puesto como excusa para el trasladado la coincidencia del cónclave con la celebración de un pleno en el Congreso de los Diputados que el propio PP español votó a favor de celebrar hasta en dos ocasiones. La verdadera razón era de sobra conocida, pero Weber no parece temeroso de las manifestaciones y protestas que previsiblemente las víctimas de la DANA protagonizarán para denunciar una vez más la no gestión de Mazón, ahora constada por una jueza, el día de la catástrofe.
"Después de las consideraciones, siguen los preparativos para el Congreso que se celebrará en Valencia", traslada el PP europeo, que había decidido la capital valenciana como enclave varios meses antes del temporal. El encuentro, al que asistirán personalidades como la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen; el líder de la formación a nivel comunitario, Manfred Weber; o el llamado a ser nuevo canciller alemán, Friedrich Merz; tenía localización desde de julio de 2024, tres meses antes de la catástrofe de la DANA.
La excusa de Feijóo no convence ni al PP europeo
Feijóo intentó argumentar una superposición de eventos, en un intento trilero por culpar al Gobierno central. La estrategia cayó por su propio peso, dado que el pleno, al que el PP aseguraba temer por si el Ejecutivo aprovechaba para “meter algo que le interese”, fue fijado el primer mes del año, medio año después de la definición del cónclave conservador y más de dos meses tras la DANA. Concretamente, el borrador del calendario de sesiones llegó a manos de los grupos parlamentarios el 16 de enero, momento en el que los de Feijóo no realizaron alegaciones contra las fechas.
Más tarde, el 4 de febrero tuvo lugar la votación del calendario en la Mesa del Congreso para el primer semestre del año, en el que se incluían las sesiones parlamentarias del 29 y el 30 de abril, y el PP votó a favor, saliendo así por unanimidad. Fuentes parlamentarias confirman a este periódico que se podría haber estudiado “dar una solución” al PP, pero que estos no se pronunciaron ni alegaron nada, pese a que todo el partido conocía las fechas de ambos eventos.
Sin embargo, ese mismo día comenzó la performance de Miguel Tellado en la Junta de Portavoces, donde representó un alumbramiento para darse cuenta en ese mismo instante de la coincidencia y pide el aplazamiento. Todas las formaciones presentes, incluida Vox, votaron en contra de cambiar un calendario que tenían los partidos desde el 16 de enero y que había sido aprobado el 4 de febrero. En consecuencia, el calendario retornó a la Mesa del Congreso, donde fuentes presentes en la votación confirman a este medio que el PP vuelve a posicionarse a favor de las fechas, por segunda vez.
Desde ese momento, los constructores del argumentario del PP comenzaron a trabajar el discurso de la coincidencia de ambos eventos para trasladar el cónclave a Madrid o alrededores. Por si fuera poco, los conservadores buscan ocultar su error múltiple (para quien todavía crea que fue un error) señalando a la Presidencia del Congreso por no querer cambiar un pleno para que lo aprovechase el Gobierno, pese a que este no requiere de los votos de la oposición y, en consecuencia, que estén o no en el Hemiciclo es indiferente en términos de mayorías.
Feijóo temía la imagen que finalmente se dará: Von der Leyen y Weber, acompañados de los líderes del PP de toda Europa, llegando a la celebración del encuentro internacional entre pitos y protestas protagonizadas por víctimas de la DANA y familiares de los más de 200 muertos. Más cuando en las últimas semanas el argumentario de Mazón se diluye con las pruebas de su llegada al CECOPI más allá de la emisión de la alerta y el desconocimiento de dónde estuvo, incógnita que igual le resuelve a sus colegas del PP europeo.