Los desencuentros en el seno del Gobierno de coalición han traspasado las paredes del consejo de ministros con la marcha del rey Juan Carlos I. En paradero desconocido, Casa Real y el Ejecutivo mantuvieron negociaciones para pactar la salida del emérito de una forma que salvara la reputación de la monarquía como institución: “En España ha habido muchos corruptos. No se juzgan instituciones, se juzgan personas”, explicaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este martes en su última comparecencia del curso político.

Sin embargo, no todos los ministros del Ejecutivo comparten esta premisa. Concretamente, el sector de Unidas Podemos ha arremetido ferozmente en redes sociales contra la “huida” del exmonarca recordando que sus ominosos negocios están siendo estudiados por la Justicia para dirimir si han sido constitutivos de delito, así como para fijar un criterio sobre la inviolabilidad que le concede la Carta Magna.

Si hasta ahora los comunicados en las redes sociales habían sido la forma elegida por la formación morada para mostrar su malestar, el líder de Unidas Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ha ido un paso más allá haciendo público su malestar en una entrevista concedida a Telecinco: “Respeto las palabras de Pedro Sánchez, nuestra posición es que no es aceptable que el anterior jefe del Estado, cuando está siendo investigado por las autoridades judiciales suizas y por la fiscalía del Tribunal Supremo, no esté en su país para dar la cara ante su pueblo”.

Estas palabras se suman a las de la ministra de Igualdad, Irene Montero, quien, este martes, en declaraciones a Cadena Ser, reconoció que su formación no había sido informada de las negociaciones mantenidas por el Gobierno con la Casa del Rey. "Desde luego no es una decisión que se haya tomado en el Gobierno, respeto las decisiones del PSOE pero no es una decisión que haya tomado el Gobierno de coalición", aseguraba.

Rescatando que la relación en el Gobierno es fluida y que la coalición goza de buena salud, Iglesias ha recordado que es necesario naturalizar la crítica y el debate en democracia. “Claro que sí pensamos de manera distinta sobre la monarquía, y sobre como encarar, en este caso, presuntos casos de corrupción muy graves que afectan al anterior jefe del Estado”, ha subrayado, añadiendo que “tarde o temprano los jóvenes de nuestro país impulsarán una república”.

Con una parte del Ejecutivo pronosticando la caída natural de la monarquía y la otra asegurando que no corre peligro durante su mandato, la última en sumarse al cruce de reproches ha sido la vicepresidenta primera del Gobierno y enclave de las negociaciones cruzadas, Carmen Calvo: “El rey emérito no huye de nada porque no está inmerso en ninguna causa”, ha sentenciado, rescatando que el trabajo de Felipe VI está siendo “impecable”: “El Gobierno tiene una relación impecable, fructífera y necesaria con Felipe VI”.