“… Es preciso ir diciendo que el rey está desnudo, que su legitimidad de origen no es democrática por más que aparezca en títulos y artículos de una Constitución aprobada democráticamente en 1978, que su vida privada no es nada ejemplar; que sus trastos y sus relaciones con amigos comisionistas son impropios, y que su falta de responsabilidad ante el delito es algo único en una Europa democrática…”. No creo que hoy le llame a nadie la atención este párrafo con todo lo que está cayendo sobre la Casa Real. Pero tiene el interés de que lo escribió en el año 2009 el político del PNV Iñaki Anasagasti, en su libro “Una monarquía protegida por la censura”.

 Entonces, plantear tales cosas era anatema y Anasagasti se vio en la picota informativa. Ahora, D. Juan Carlos ha dejado España tras conocerse años de presuntas comisiones, de atractivas mujeres receptoras de regalos millonarios, de cuentas en Suiza y de una maquinaria judicial en marcha fuera y dentro de nuestro país.

 Su futuro se presenta lleno de interrogantes, y aderezado con algunos elementos ya sabidos, como la actitud reverencial que esgrime cierta prensa, entre otros el monárquico ABC donde este martes se leía: “Un lustro de acoso a la Monarquía para acabar con el sistema de 1978”.

Un eminente profesional de la justicia opina que se podrá discutir el alcance jurídico de su inviolabilidad, “pero si el dinero es ilegal, debe recuperarse”

Ausente de la realidad, el diario aseveraba: “… la salida voluntaria de España de Don Juan Carlos, conocida ayer, es solo la primera de las etapas de una estrategia mucho más ambiciosa, que pasa por un nuevo modelo de estado republicano y plurinacional…” En la misma línea de una lealtad a prueba de bombas, la Conferencia Episcopal emitía un comunicado agradeciendo al emérito su labor durante su reinado y asegurando que rezarán por su persona, por su familia y -diplomáticamente- por todos quienes ostentan autoridad en la nación.

Queda lo más peliagudo: ¿es oportuna esta huida hacia adelante ante las investigaciones en marcha? Les resumo lo que me comentan algunos amigos juristas: “La defensa de la Corona pasa por la rendición de cuentas presuntamente delictivas del monarca emérito. Inviolabilidad no es ausencia de delito. Podría ser un delincuente, aunque fuera inviolable”. Un eminente profesional de la justicia, opina que se podrá discutir el alcance jurídico de su inviolabilidad, “pero si el dinero es ilegal, debe recuperarse” y que quienes le hayan ayudado, deben ser encausados. Uno de ellos puntualizaba, no vale lo de a enemigo que huye, puente de plata. “Si transgrede el Código Penal en sus actos privados, delinque”.

Por su parte, Anasagasti profetizaba anteayer en su blog: “Sé que esto no acabará aquí. Una fotografía de Juan Carlos con sus amigotes, una cuba libre en la mano y esa risotada borbónica, va a ser la mecha que encienda de una vez la voladura total de La Zarzuela”. Y podría pasar…