¿Cómo empezar esta historia profética? ¿Cómo explicar una de las historias más raras de las que he escrito jamás? Podría presentarla rodeada con ese halo de misterio propio de los augurios. Podría, incluso, argumentar todo tipo de fantasías sobre cómo se elaboró, pero permítanme que lo haga a mi manera, por dos simples razones: La primera, porque la profecía se ha cumplido y la segunda, porque quien la elaboró fui yo.

Cualquiera que entre en mi muro de Facebook puede leer una publicación que hice el 8 de enero de este año 2020. Es un texto incomprensible, una publicación que ha pasado sin pena ni gloria entre mis lectores de esta red social.

Publicación el 8 de enero en la que aparecía la profecía mediante un sistema cifrado

Publicación el 8 de enero en la que aparecía la profecía mediante un sistema cifrado

Aquel batiburrillo de palabras incoherentes es en realidad un texto cifrado. La clave es bastante sencilla tan solo consiste en dos textos solapados, para desentrañarlo hay que saber que, de cada frase, una palabra es de un texto y las dos siguientes de otro.

Recolocando las palabras obtenemos dos contenidos. Por un lado el inicio de la Estoria de España, un libro redactado en la corte de Alfonso X el Sabio y conocido de sobra por cualquier historiador:

“Moysen escriuio un libro que a nombre Genesis por que fabla en el de cuemo crió Dios el cielo e la tierra e todas  las cosas que en ellos son e de cuemo por el peccado  del omne por que passo mandamiento de Dios fue echado el tiempo de paraíso e otrossi de cuemo por las convierta culpas e por los grandes yerros”

Y por otro lado, el componente extraño de esta historia, la profecía. Un pronóstico que aunque es algo críptico creo que es fácil de dilucidar. Dice así:

Sumándote el nombre del cuarto
Evitaste ser tercero
y por mérito del parto
alcanzaste ser primero
por tu bien o por tu daño
o por tu oficio señero
quiere el tiempo que este año
se convierta en tu postrero.


Si tenemos la referencia a ese libro, considerado como la primera crónica general de España y hablamos de méritos del parto mencionando números ordinales que tienen que ver con nombres, creo queda patente que es una alusión a los reyes de España.

Como esta numeración toma a los monarcas de Castilla como punto de partida, es evidente que la primera frase nos habla de nombres regios que solo hayan llegado hasta el cuarto. Obtenemos por lo tanto solo dos opciones: Enrique y Carlos.

La siguiente línea aclara a quién nos referimos, puesto que si evita ser el tercero es porque hay dos monarcas anteriores con ese nombre, que en este caso es Juan. El último rey con este nombre fue el padre de Isabel la Católica, Juan II.

Si el hijo de los Reyes Católicos o el de Alfonso XII hubiesen sido coronados hubiesen sido Juan III



Si el hijo de los Reyes Católicos o el de Alfonso XII hubiesen sido coronados hubiesen sido Juan III.

Si se suma el nombre de Enrique o Carlos, para no ser Juan III y tal como dice el siguiente verso acaba siendo primero creo que no hay duda de que nos referimos a Juan Carlos I.

Por si quedaba alguna duda, menciono su “oficio señero” para terminar aclarando que este 2020 sería año postrero, es decir, el último.

Puede que cualquiera, no sin cierta razón, diga que en enero la situación política ya estaba lo suficientemente revuelta como para pronosticar la debacle de Juan Carlos I, pero esta profecía esconde algo más. Pues como expliqué en esa publicación de Facebook, el vaticinio ya estaba hecho en otra publicación muy anterior.

En 2013, cuando ni siquiera Juan Carlos I había abdicado, escribí un artículo en una revista. Concretamente en el nº 47 de la Revista Madrid Histórico. Aquella publicación versaba sobre un personaje singularísimo. Juan Espina y Velasco. Un coleccionista de rarezas que, entre infinidad de tesoros como los manuscritos de Leonardo Da Vinci conservados hoy en la Biblioteca Nacional, guardaba un extraño cuchillo.

Este puñal había sido con el que se ejecutó en 1621 al corrupto Rodrigo Calderón y en 1453 al no menos controvertido Álvaro de Luna. Afirmaba Juan Espina que además había una superstición entorno a esta arma, pues dependiendo de quién y cómo lo cogiese, desencadenaría la caída en desgracia “para una grande cabeza de España”.

Hasta aquí los datos históricos entorno a este cuchillo, pues las leyendas luego se sucedieron como que en 1642 desencadenó la caída en desgracia del Conde Duque de Olivares, etc.

Lo cierto es que de haber sido así, habría un denominador común entre las distintas caídas en desgracia. El número 21, que serían los años que distanciarían a Olivares de Rodrigo Calderón y a este con Álvaro de Luna en 8 ciclos de 21.

El cuchillo con el que, según la leyenda, se degolló a Álvaro de Luna

Según la superstición el cuchillo con el que se degolló a don Álvaro de Luna desencadenó sucesivas desgracias en la historia.

Evidentemente y tal como aclaro en ese artículo es un mero divertimento sin mayor importancia. Ahora bien, esa misma sucesión de 21 años se podría hacer desde esa época hacia el presente en busca de la siguiente fecha en la que “una grande cabeza de España” caería en desgracia, que sería precisamente el 2020. Es por ello que antes de acabar ese artículo, repito, publicado en 2013 aclaré:

“En cualquier caso queden tranquilos, es un simple juego numérico, además aún faltarían siete años para la próxima fecha y, salvo que sean ustedes reyes o grandes de España, poco hay que temer.”

Sea como fuere, tal y como indiqué hace siete años, es un simple juego numérico, una cabriola de cifras y datos sin la mayor importancia ni profética ni política ni de ningún otro tipo, pero que viene bien para aclarar que si las profecías funcionan es por apostar por algo medianamente probable y no por poderes sobrenaturales de quien las formula.

Si esa posibilidad se embellece con versos y se le añade una pizca de misterio ya tenemos la receta perfecta para servir un suculento augurio que hace de este mundo un lugar más fantástico y atractivo que la prosaica realidad en la que de continuo vivimos.

Imagen de Rodrigo Calderón camino del patíbulo. Regreso al Futuro

Dibujo en el que se muestra a Rodrigo Calderón de camino al patíbulo y fragmento del artículo que publiqué en 2013.