El veterano actor José Sacristán, uno de los intérpretes más reconocidos del cine español, ha vuelto a demostrar que, además de talento, tiene una voz firme y sin miedo a posicionarse. El madrileño, premio Goya de Honor en 2022, galardonado con el Goya y la Concha de Plata al mejor actor en 2012 por El muerto y ser feliz, y ganador del Premio Feroz 2017 por su trabajo en Velvet, ha reflexionado con dureza sobre el auge de la extrema derecha y el revisionismo del franquismo que, según él, amenaza con distorsionar la memoria histórica en España.

En una entrevista concedida a El Comercio, Sacristán fue preguntado por el resurgir de discursos autoritarios en distintos países y por cómo percibe el intento de algunos sectores de blanquear la dictadura de Francisco Franco. Su respuesta no dejó espacio a la ambigüedad: “Acojonado. No me gusta nada. Oigo ecos que me recuerdan voces que creía ya desterradas. Voces que pensé que nunca más íbamos a volver a escuchar”, afirmó con preocupación.

Las declaraciones del actor llegan justo después de conocerse los datos del barómetro del CIS de octubre, que revelan que un 19% de los españoles considera que los años del franquismo fueron ‘muy buenos’. Un dato que ha encendido las alarmas entre historiadores, politólogos y personalidades de la cultura, y que Sacristán interpreta como un síntoma del deterioro moral y democrático. “Me aterra. Me preocupa profundamente porque esas voces aparecen legitimadas por ciudadanos y ciudadanas que deciden que son ellos los que tienen que hablar. Y eso tiene mucho que ver con el empobrecimiento moral e intelectual de la sociedad”, reflexiona.

Sacristán, que vivió en primera persona la represión y el miedo de la dictadura, lamenta que se frivolice con ese periodo histórico y no duda en trazar una conexión directa entre el auge de los populismos de ultraderecha y la degradación cultural y ética. “Cuanto más surge la extrema derecha, es que somos más imbéciles. Sin género de duda”, sentencia.

El intérprete, símbolo de una generación de actores comprometidos con la libertad y la memoria, también respondió con dureza a quienes aseguran que en la Transición había más libertad que en la actualidad. Para Sacristán, esa afirmación denota ignorancia y falta de respeto hacia quienes lucharon en aquellos años por abrir las puertas de la democracia. “No tienen ni puta idea. Me parece miserable acusar a aquella gente. Se hizo lo que se pudo, no fue perfecto, pero había que estar ahí. Saber quién tenía el tanque y quién la mano en el picaporte. Era muy duro”, recordó.

Sus palabras, directas y sin concesiones, han vuelto a poner de relieve la voz crítica de un actor que no solo ha dejado huella en la gran pantalla, sino que también se ha convertido en referente moral y político para una parte de la sociedad que teme ver cómo se desdibuja la memoria de un país que todavía carga con las cicatrices del franquismo.

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