España eligió hace dos años reeditar el Gobierno de coalición. Cambiando el morado por el magenta, los ciudadanos dieron la espalda al ticket PP – Vox encabezado por Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, dando el pistoletazo de salida a una legislatura con una aritmética endiablada que prometía dar más de un dolor de cabeza a Pedro Sánchez en el despliegue legislativo del nuevo Ejecutivo. Articular mayorías en el tablero parlamentario actual es una tarea harto complicada, pero los números, a pesar del ruido y “fango” de la oposición conservadora y ultraderechista, han dado la razón a los socialistas, quienes han sacado adelante en esta media legislatura un total de 42 leyes, reales decretos incluidos.
El dato destruye el relato de un Partido Popular que no suelta el hueso de la “debilidad” parlamentaria del Gobierno. El último Pleno de este curso político ha alimentado la idea de los conservadores, que un día después de que PP, Vox, Podemos y Junts aunaran fuerzas para tumbar el decreto antiapagones: “Una mayoría fallida”. O “truncada”, según al alto cargo del PP al que preguntes. La idea de Génova, en cualquier caso, es que esa fragilidad en el Congreso augura que la “legislatura no tiene más futuro que el tiempo que Sánchez decida atrincherarse”. Todo ello, contando con los mensajes en forma de ‘no’ de los morados y juntaires en la votación.
Lo cierto es que el relato de los populares se topa con las paredes de Moncloa, pero también del bloque de la investidura. La mayoría, según refrendan en el Ejecutivo y el PSOE, es más sólida de lo que parece. Sobre todo porque, de ocho proyectos legislativos que se sometieron al escrutinio de sus señorías en el último Pleno antes de las vacaciones, salieron adelante siete. Uno de ellos, además – las entregas a cuenta -, contaron con el beneplácito del propio Partido Popular. “Ni tan mal”, ironizaba el presidente del Gobierno desde tierras hispano americanas.
Sánchez trató de minimizar el impacto del decreto-ley contra los apagones, que se ganó el rechazo de Podemos y de Junts. Dos socios habituales del Ejecutivo que unieron sus noes a los de Vox y, finalmente, a los de un Partido Popular que dudó hasta prácticamente la hora de la votación. De hecho, el presidente del Gobierno no se resigna a la derrota y aplaza para septiembre la confección de un nuevo articulado para salvar las líneas rojas de los aliados. A partir de septiembre, con la bajada de decibelios del verano y el tiempo extra para negociar y calmar las aguas, volverán a llevar el articulado a sede parlamentaria, donde recibirá el visto bueno de la mayoría.
Heraldos del apocalipsis
El jefe del Ejecutivo se ha referido en reiteradas ocasiones a la coalición “reaccionaria” como los “heraldos del apocalipsis”. Algo que se podría extrapolar al momento actual, máxime cuando instan a Sánchez a disolver las Cortes ante las dificultades que le atribuyen para consolidar una mayoría parlamentaria que, si bien no está garantizada, tampoco está quebrada. De hecho, desde los comicios de 2023, el balance legislativo para el Gobierno es más que positivo, sin llegar al tope alcanzado en la legislatura anterior, en la que había un resquicio para una geometría variable que alumbró más de dos centenares de iniciativas aprobadas en cuatro años.
Con los siete proyectos del martes, la coalición progresista ha sacado adelante un total de 42 leyes y decretos en dos años, teniendo en fase de tramitación parlamentaria otras 42. Unos números que, según Patxi López, desmienten de “forma rotunda el discurso catastrofista de la derecha”. En declaraciones a La Hora de La1, el portavoz del Grupo Socialista en la Cámara Baja ha incidido en la idea de la “imagen de Ejecutivo sin rumbo ni apoyos” que proyecta la derecha en una de las “legislaturas más fructíferas que ha vivido el país”.
En este sentido, López reivindica el diálogo frente al ruido y la crispación. “Somos expertos en sentarnos con todas las fuerzas, en negociar y en llegar a acuerdos. Eso es gobernar con responsabilidad. Otros sólo buscan tumbar al Gobierno por cualquier vía, aunque sea a costa del bienestar de la ciudadanía”. Es precisamente ese espíritu el que motiva a los socialistas, según el portavoz parlamentario, para el próximo curso político, mientras la derecha se ancla en el mantra del “Gobierno frágil”. “El relato puede ser muy ruidoso, pero la realidad legislativa es mucho más contundente”, remató.