El Congreso da el primer paso para sacar adelante, por fin, la ansiada reforma de la Ley Mordaza. Nueve años después del primer intento el pacto que cimentaron esta legislatura PSOE y EH Bildu inicia su camino para convertirse en algo tangible. Los propios abertzales tranquilizaban en la mañana de este martes, sabedores de que tenían todos los apoyos atados para que, como mínimo, arranque su periplo parlamentario. Lo que pase después ya es harina de otro costal y se tendrá que superar etapa a etapa, habida cuenta de que Podemos, cuyo apoyo ha estado en el aire, presentará una batería de enmiendas a una iniciativa que no termina de satisfacerle al concebirlo como incompleto.

Síntomas contradictorios en esta jornada de martes. El optimismo de los impulsores de la reforma de Mordaza contrastaba con los posicionamientos de Podemos con respecto a una modificación que se le antoja insuficiente. Al menos es lo que comentan tanto en privado como en público miembros del grupo parlamentario. A los morados no termina de satisfacerle el acuerdo suscrito entre PSOE y EH Bildu. Básicamente porque se les queda cojo. No creen que sea una reforma integral de un texto que se comprometieron a “derogar”. Una posición que, sumado al estado de la relación actual con quienes fueran sus socios, agitaba los fantasmas de una nueva derrota parlamentaria, pero nada más lejos de la realidad. Pese a ello, como ya adelantaba la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, el grupo morado otorga finalmente su voto a favor a la reforma a la Ley de Seguridad Ciudadana aunque, eso sí, con un paquete de enmiendas. 

Los morados entienden que la Ley de Seguridad Ciudadana, aunque sea una pequeña modificación, ya imprime cierto avance a una normativa que entienden como regresiva. Esta vez no hubo condicionante alguno, aunque la ausencia de su portavoz en las ruedas de prensa habituales de los martes inducía a cierto nerviosismo, pese a que desde el partido adujeron cuestiones puramente logísticas. 

Referente a la otra piedra angular que tiñó de dudas hasta el último momento la modificación de la norma, también hay respuesta definitiva. Junts se une a los morados y dice sí a la reforma de la Ley Mordaza, aunque también ha anunciado que presentarán enmiendas.

Cronología de un rosario de fracasos

Desde 2015, Pedro Sánchez, entonces secretario general del PSOE, prometió derogar la Ley Mordaza si llegaba al complejo de La Moncloa. Sin embargo, nueve años después, la ley continuaba vigente. Su promesa se diluyó tras la victoria del Partido Popular y un pacto con Ciudadanos limitó el radio de acción del PSOE. En 2017, se propusieron modificaciones, pero los avances fueron lentos y se estancaron con la llegada de nuevas elecciones.

Aunque en 2020 la Ley Mordaza fue utilizada para sancionar desobediencias durante la pandemia, los intentos de reforma no prosperaron. A lo largo de los años, diversas iniciativas para modificarla fueron presentadas, pero ninguna logró avanzar significativamente. En 2021, la tramitación se reanudó, pero se vio afectada por múltiples prórrogas.

En 2023, tras más de 30 reuniones, se alcanzó un acuerdo parcial sobre 15 artículos de la ley. Sin embargo, los puntos más polémicos —como el uso de material antidisturbios y las sanciones por desobediencia— quedaron sin consenso. Partidos como ERC y Bildu se retiraron del acuerdo, criticando la falta de ambición del gobierno. A pesar de las modificaciones acordadas, la aprobación de estos cambios esenciales sigue en duda debido a la falta de respaldo de algunos grupos políticos.

Así, la posibilidad de una reforma definitiva de la Ley Mordaza se encuentra en un estado incierto, con la necesidad de alcanzar un consenso en los puntos críticos que aún generan controversia. Aunque hay indicios de avance, la situación política y las próximas elecciones complican la posibilidad de una resolución clara.

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