A cuatro días para arranque la moción de censura de Vox a Pedro Sánchez, Génova vive en un estado de incertidumbre motivado por las dudas que residen en la cabeza de Pablo Casado. El Partido Popular aún no ha dicho ‘esta boca es mía’ en cuanto al voto para la moción mientras sus barones le piden el ‘no’ su exportavoz parlamentaria aboga por una abstención que les mantenga “como alternativa”.

La dirección del partido no se ha pronunciado aún sobre el sentido de su voto de cara a la moción de censura que arrancará este jueves en el Congreso de los Diputados. Una maniobra de Santiago Abascal a la que en la formación conservadora no están sabiendo responder más allá de las ya lejanas negativas que cacarearon en Génova tras su anuncio.

El silencio se ha instaurado en el Partido Popular y la incertidumbre recorre todos y cada uno de sus estamentos. Mientras la cúpula le ha pedido a Pablo Casado que se posicione en contra de la moción de censura, la ausencia de respuestas ha disparado las especulaciones y el debate en el seno de la organización.

A la dirección le advierten de que inclinarse por la abstención denotaría una “posición subordinada” al partido de Santiago Abascal

Según publica el diario La Razón, a la cúpula de Génova se le han sumado ahora los barones populares. En su mayoría, los líderes autonómicos del PP piden el “no” a la moción de censura de Vox, aunque aclaran que no se traduce en un “sí” a Pedro Sánchez. El mutismo genovés se debe, en gran parte, a este punto, pues una respuesta negativa puede aportar armas a Vox para atacar la línea de flotación de la formación.

A la dirección le advierten de que inclinarse por la abstención denotaría una “posición subordinada” al partido de Santiago Abascal. “No podemos hacerle ese regalo a Vox”, mantienen los barones según lo publicado por La Razón. Los ultraderechistas han conseguido uno de sus objetivos: sembrar la duda en un Partido Popular que camina sobre la cuerda floja desde hace meses.

En el fuero interno del Partido Popular hablan de la peligrosidad de seguir la evolución de Vox porque constituye una “obsesión” que evita marcar una “estrategia propia”. La demoscopia vaticina un auge de Vox debido al movimiento del electorado hacia los populismos en tiempos de crisis económica con el agravante de que los ultras no cuentan con ninguna responsabilidad institucional.

A contracorriente de la mayoría, como casi siempre, se encuentra Cayetana Álvarez de Toledo, que ha defendido la abstención a la moción de Vox. La exportavoz parlamentaria del PP entiende que un ‘no’ podría “debilitar” al partido en su condición de alternativa a la par que “reforzaría” a Pedro Sánchez.

Pero la voz de Cayetana Álvarez de Toledo choca con la totalidad de la baronía y gran parte de la cúpula popular. La exportavoz y ahora diputada sostiene que “la soledad es una suma más para los extremos”. Pese a ello, los defensores del ‘no’ a Vox consideran que “en una semana nadie se acordará de la moción porque será arrollada por la realidad política y del país”.