Este miércoles a las 09:00 horas arrancará en el Congreso de los Diputados la moción de censura registrada por Vox contra el Gobierno de Pedro Sánchez y con Santiago Abascal como alternativa a la Moncloa. Será la quinta moción de censura desde el advenimiento de la democracia tras la dictadura y será la que menos apoyos suscite de la historia. La falta de interés no se concretará únicamente en la aritmética parlamentaria, también en una sesión que genera desazón y que contará incluso con amagos de boicot. Y es que, el sentir de la Cámara es casi unánime: se trata de una pérdida de tiempo en un momento delicado. Todos los focos estarán puestos en una sesión abocada al fracaso y cuyo único objetivo es situar a la formación ultra de nuevo en el epicentro del debate político, frenar la sangría de votos, poner en jaque al PP y promocionar a su candidato para las elecciones catalanas de febrero de 2021.

“Es una pérdida de tiempo”. Con estas palabra un diputado expresaba su frustración sobre el hecho de que el Congreso tenga que celebrar el debate de la moción de censura en lugar de ocuparse de cuestiones relacionadas con la pandemia de coronavirus o sus derivadas económicas y sociales. Estas declaraciones fueron realizadas por un parlamentario de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y reproducidas en los mismos términos por uno de Ciudadanos; pues varias son las bancadas que miran con desagrado al debate parlamentario que se avecina.

Tambores de boicot

La Constitución Española en su artículo 113 y el Reglamento del Congreso en sus artículos 175 al 179 sirven de fundamento jurídico a Vox. En otras palabras, la moción de censura es un mecanismo perfectamente legal y la formación de Abascal está en su derecho de recurrir a este precepto. Ahora bien, de igual manera, son perfectamente conscientes de que nace muerta.

Varios diputados de distinto signo político consultados por este periódico coinciden en que “es perder el tiempo” y consideran que no es sino una estrategia de Vox para volver a copar titulares de prensa y alterar la tendencia negativa del partido en las encuestas (un repunte que, por cierto, ya ha sido recogido por algunos sondeos).

Tal es el sentimiento de sopor en el arco parlamentario que hay diputados que admiten que “no nos vamos a preparar de forma especial” para la moción de censura porque “es una vergüenza para todo el país”, dicen fuentes de ERC, mientras que en Unidas Podemos “no queremos darle ningún tipo de empaque”.

Los morados optaron en un primer momento por ironizar con la urgencia con la que Abascal blandió la moción. Una vez registrada, se ha mantenido un perfil bajo con el objetivo de no dar mayor importante a lo que será poco menos que un aquelarre. De hecho, en la sesión no participarán ni Pablo Iglesias ni Pablo Echenique. Todos las intervenciones las protagonizarán mujeres en una suerte de reivindicación frente a Vox.

El niño que llora

Hace unos días, en ElPlural.com publicamos una entrevista a Edu Galán por la publicación de su último libro, El síndrome Woody Allen. El autor decía que la ultraderecha era victimista y, refiriéndose concretamente a Vox, aseveraba que eran como “bebés llorones”. Y como si de un retoño que gimotea se tratase, el Gobierno de Pedro Sánchez ha optado por no prestar atención a sus llantos.

Con la tranquilidad que supone saber que no prosperará, ha dirigido sus ataques contra la falta de contundencia de Pablo Casado, quien a esta hora aún no ha decidido su voto. El PP se mueve entre la abstención y el ‘no’. Si bien tanto la cúpula como los barones populares se decantan por el ‘no’; hay voces dentro del partido que abogan por la abstención, como es el caso de Cayetana Álvarez de Toledo, quien dijo en una entrevista en TVE que “apoyo la censura al Gobierno, pero Abascal no es una alternativa a presidente”. Resulta llamativo que la exportavoz parlamentaria se llegó a enfrentar a José María Aznar, firme defensor del ‘no’.

Bronca y más bronca

Frente a la tibieza del PP, la convicción de Ciudadanos. Inés Arrimadas ha confirmado su ‘no’ porque considera que la moción es “inoportuna e inútil”. Edmundo Bal, portavoz adjunto, será quien defienda la postura de la bancada naranja. Durante su intervención reprochará a Vox su actitud, pues a su juicio todos los políticos debieran “estar unidos en la lucha” contra el coronavirus, que es “la preocupación esencial de los españoles”. Alegan que cualquier otro asunto sería una distracción innecesaria.

Fuentes de Ciudadanos lamentan en declaraciones a ElPlural.com que “el próximo miércoles el Senado votará iniciativa para la creación de una comisión de evaluación independiente, la auditoría que han pedido reiteradamente los expertos y las autoridades científicas. Mientras eso ocurre, en el Congreso de los Diputados se estará debatiendo una moción de censura que sumará mucho a la bronca política y a la polarización pero no va a restar un solo escaño a la mayoría Frankenstein”.

Las mismas fuentes aquejan que “es una irresponsabilidad alimentar iniciativas que solo piensan en el interés partidista y no en el interés general. Los españoles no necesitan más enfrentamiento entre políticos sino precisamente que seamos capaces de aparcar la división y remar juntos para combatir esta pandemia”.

Sin apoyos, ¿y qué?

52 escaños son los que tiene Vox y no sumará ni un solo ‘sí’ más allá de su bancada. Abascal protagonizará la moción de censura con menos apoyos de la historia democrática de este país, lejos incluso de los 67 que cosechó Antonio Hernández Mancha (Alianza Popular) contra Felipe González.

Sin embargo, esto no quita el sueño a Abascal, pues el líder ultra no busca ser investido presidente, sabe que no dan los números ni de lejos. El objetivo es copar el foco y obligar al PP a situarse en posiciones cercanas al Gobierno de Sánchez para detener la sangría de votos. Y de paso, promocionar a su candidato en Cataluña.

Ni Iván Espinosa de los Monteros, ni Macarena Olona. La moción será defendida por Ignacio Garriga, designado candidato a la Generalitat por Vox para las elecciones que tendrán lugar en féretro de 2021.