El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se plantea dejar la portavocía nacional del Partido Popular. Así lo han trasladado desde su entorno a ElPlural.com, aunque subrayan que por el momento "no hay nada oficial". En cualquier caso, según estas mismas fuentes, sea cual sea la decisión final será "consensuada" con la dirección de la formación.
Almeida, que se ha visto salpicado en la guerra civil entre Pablo Casado y Ayuso por el escándalo del presunto espionaje, ya renunció a hacer declaraciones el pasado jueves en calidad de portavoz nacional. El conservador se limitó a responder preguntas exclusivamente como alcalde de Madrid.
El doble papel ha provocado cierta incomodidad a Almeida en los últimos meses, sobre todo a partir del pasado verano, cuando Isabel Díaz Ayuso anunciaba su candidatura a presidir el PP de Madrid. Eran los primeros pasos de una guerra que se ha intensificado tras los malos resultados cosechados en Castilla y León. Almeida se vio en el centro del cruce de filtraciones entre la dirección nacional y el entorno de la presidenta regional.
En agosto de 2020, Pablo Casado designó al regidor como portavoz nacional de la formación. En el primer semestre de ese año, Almeida proyectaba una imagen de alcalde "moderado" por su gestión en los meses más duros de la pandemia. La materialización de los Pactos de la Villa catapultó el perfil del regidor, ubicándole como una de las figuras con mayor reconocimiento en el PP y a escala nacional.
Por este motivo, su nombramiento fue entendido por muchos como un "regalo envenenado" de Pablo Casado para recortar la popularidad de su alcalde. Desde entonces, Almeida se veía obligado a bajar al barro para ser el escudero de la dirección nacional, alejándose paulatinamente de la 'moderación' de la que hacía gala hasta ese momento.
En septiembre de 2021, Almeida se vio mezclado en una guerra de la que intentaba escapar con su manido "no toca ahora". Las quinielas le situaban como el candidato del aparato para enfrentarse a Ayuso en el Congreso del PP de Madrid. De hecho, el propio Casado salió en su momento para deslizar que tanto la presidenta madrileña como el primer edil eran "buenos candidatos" para presidir la sucursal autonómica, dando paso a una guerra a sotto voce que ha derivado en una batalla delante de las cámaras.