El príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salman, está en Madrid de visita oficial y el Gobierno ha preparado un homenaje por todo lo alto a pesar de que Arabia Saudí es una de las peores dictaduras del mundo. Pese a su inmensa riqueza procedente del petróleo, impone a sus ciudadanos la vesión más rigurosa de la sharia, practica la decapitacion en sus ejecuciones y las mujeres no tienen derechos.

Su apretada agenda incluye un encuentro con el rey Felipe VI, visita al cuartel general del Ejército de Tierra para verse con la ministra María Dolores de Cospedal para firmar la adquisición de cinco corbetas que se construirán en la base naval de Navantia, en la Bahía de Cádiz. El contrato de de 2.000 millones de euros y es clave para la viabilidad a medio plazo de estos astilleros y los de Ferrol (A Coruña).

Más tarde almorzará con los reyes en el Palacio Real y después se trasladará a Moncloa para entrevistarse con Mariano Rajoy, ya de vuelta de Argentina. Al almuerzo, donde no habrá discursos ni del príncipe saudí ni del Rey, está prevista la asistencia del presidente del Gobierno y de cuatro ministros: Alfonso Dastis (Exteriores), María Dolores de Cospedal (Defensa), Íñigo de la Serna (Fomento) y Álvaro Nadal (Energía). También tienen previsto acudir los presidentes del Congreso, Ana Pastor, y del Senado, Pío García Escudero, y representantes empresariales, entre ellos el vicepresidente de la CEOE y presidente de Fomento del Trabajo, Joaquín Gay de Montellá.

El príncipe saudí se aloja en el Palacio del Pardo, una muestra de la deferencia que Gobierno y Casa Real quieren tener con su invitado, aunque no se trata de una visita de Estado. 

Felipe VI realizó en enero del año pasado su primer viaje oficial a Arabia Saudí, invitado por el rey Salmán, quien hace dos semanas fue también anfitrión del rey Juan Carlos en su palacio de Riad, donde ofreció un banquete en honor a su invitado al que asistieron varios príncipes.