Hace unos días, llegó a las salas de cine españolas The Post, o como se ha titulado en España, Los archivos del Pentágono. El director de Ohio Steven Spielberg ha plasmado en esta cinta una historia oscura que trajo de cabeza a nada más y nada menos que a cuatro presidentes de los Estados Unidos. Y es que en 1971 se filtraron unos documentos con forma de análisis sobre la Guerra de Vietnam que realizó el Think thank Rand Organization

Durante el filme, se narra cómo el diario The New York Times encabeza la batalla por la exclusividad de esta información. No obstante, este medio no tiene en cuenta quién es el propietario de la Casa Blanca por aquel entonces. Nada más y nada menos que Richard Nixon - Tricky Dicky para los amigos -. Uno de los presidentes más controvertidos y polémicos de la historia del país americano, sobre el que pesa el escándalo Watergate también. 

Veto y exclusiva para el Post

Cuando The New York Times publica por primera vez una información sobre los archivos del Pentágono, Nixon tiene a bien vetar al periódico por la publicación de información clasificada - o porque se estaba publicando algo que le comprometía, mejor dicho -. Por tanto y gracias a un golpe de efecto, los documentos recalan en la redacción de The Washington Post para que Ben Bradlee (Tom Hanks) 'juegue' con ellos. 

No obstante, en el Post existía un miedo atroz a ser vetados por el mismísimo presidente  por lo que su propietaria, Katharine Graham (Meryl Streep), tendrá la última palabra en la publicación o no de los mismos. Y es que el periódico estaba preparado para entrar en Bolsa, pero un escenario similar al del Times podría hacer tambalear los cimientos del mismo y derribar todo lo acordado para su salida al mercado bursatil. 

La información se impone al negocio

Como pocas veces ha ocurrido en la historia del periodismo, los negocios de la empresa quedan en un segundo lugar incluso para los dueños de la compañía. Se impone el rigor informativo y el derecho a la información que gozan todos los ciudadanos. Tras un duro debate con todos los accionistas y abogados del periódico que imaginaron todos los escenarios posibles, Katharine Graham, sabiendo que poseían los papeles, se olvida de todas las posibles consecuencias y le da luz verde a un desesperado Ben Bradlee, que ansiaba, como no puede ser de otro modo, publicar los documentos. 

Una cinta que, además de ser una oda al periodismo, narra la ocultación de unos informes por parte de cuatro administraciones y la realidad que viven algunos medios de comunicación a nivel interno. Spielberg, además, que no da puntada sin hilo, establece ciertos paralelismos entre dos presidentes de los Estados Unidos: Richard Nixon y Donald Trump. Dos mandatarios parejos y carentes de cualquier tipo de respeto por la libertad de prensa. 

Richard Trump y Donald Nixon

Cuando The New York Times publicó los temibles archivos del Pentágono, la reacción del jefe del mundo libre fue, paradójicamente, vetar al periódico. De este modo, Tricky Dicky hizo un ejercicio propio de rostros políticos de otro tiempo que censuraban aquello que no les parecía bien para su imagen, dejando la libertad de prensa al pie de los caballos como pocas veces se ha visto en una democracia. 

Precisamente esta estrategia no ha perdido fuelle, por sorprendente que parezca, en pleno siglo XXI. Claro, que cuando se descubre quién es el hombre que hace uso de tan obsoletas artimañas deja de ser chocante. Es aquí donde Steven Spielberg elabora su similitud entre Nixon y Donald Trump. El actual presidente de los Estados Unidos, que además comparte idelogía con Nixon, ya hizo uso de vetos a medios de comunicación. Lógicamente a aquellos que no le bailaban el agua y criticaban con fruición al empresario  metido a político. 

Hace casi un año, cuando Trump apenas llevaba un mes en la Casa Blanca, el presidente vetó la entrada de periodistas de CNNBBC, Los Angeles TimesThe New York Times a un acto en el emblemático edificio de Wahsington. A estos medios, días antes, los calificó como "enemigos del pueblo" y los describió como "deshonestos". Además, el mandatario les acusó de ofrecer "falsas informaciones" y aseguró que no "representan al pueblo" norteamericano.