Torremolinos fue durante años el buque insignia de la derecha andaluza. El PP mimaba como a nadie a su alcalde, Pedro Fernández Montes (PFM). Este ejercía su poder e influencia hasta límites insospechables. Gobernó Torremolinos desde 1995 y desde entonces siguió siendo regidor de esta importante y emblemática ciudad con mayorías absolutas tras mayorías absolutas, así hasta cinco veces. 20 años con la vara de mando y con un poder omnímodo, absoluto, despreciando a la oposición y convirtiendo el Ayuntamiento en una prolongación de su casa. 

El "Boss" de Torroles
Dirigentes nacionales, regionales y provinciales lo agasajaban y lo ponían de ejemplo. Fernández Montes llegó a ser el "Boss" de Torroles, el "Franz Josef Strauss" andaluz y con él, Torremolinos, la Baviera local del PP. Un feudo conservador donde no se movía ni una hoja sin su decisión. Torremolinos fue tierra de culto a donde se peregrinaba para rendir pleitesía a su alcalde y a presumir de gobierno local del partido. Hubo un tiempo, un largo tiempo, en el que "todos queríamos a Pedro".

Pero todo eso un día cambió. Fue la noche del 24 de mayo de 2014. Se abrieron las urnas de las elecciones municipales y el veredicto fue claro: 10 concejales del PP frente a 15 de la oposición (7 PSOE, 4 Ciudadanos, 3 Podemos y 1 Izquierda Unida). Fernández ganó, sí, pero recibió un fuerte castigo al perder un 20 por ciento de votos. Un pacto de todas las fuerzas desalojó de la alcaldía a "Don Pedro". Era la hora de la venganza por años de gobiernos autoritarios, control absoluto de los medios y desprecio a la oposición y a colectivos ciudadanos. El verbo de la "vendetta" se hizo carne y como el proverbio clásico dicta "la venganza es un plato que se sirve frío": 

El ex alcalde barre en la elección de delegados
El legendario alcalde no es capaz de aguantar la "humillación" de ocupar un papel de actor secundario como jefe de la oposición y rechaza sentarse en otra bancada exenta del poder máximo. Se va, deja su acta y no se integra en la nueva Corporación. A partir de ahí se bunkeriza en el partido como presidente local. Intenta dar órdenes, dirigir la política municipal pero los concejales "pasan" totalmente de sus directrices. La ruptura es total cuando Fernández Montes les pide que se "rasquen el bolsillo" y aporten más dinero al partido. Los concejales le contestan que "por ahí se va a Sevilla" y contradicen a Calderón en su "Alcalde de Zalamea": "Al Rey la Hacienda y la vida no se ha de dar", le vienen a decir. PFM tenía, y sigue teniendo, el respaldo de la inmensa mayoría de los militantes. Aun conserva admiradores que le jalean en la calle y le animan.

También muchos favores concedidos generan lealtades eternas. Existe en Torremolinos un "pedrismo" sociológico que se nota en la ciudad. Paradógicamente en Torremolinos, con un alcalde susanista "hasta las cachas" que bien podría ser el presidente del Club de Fans de la Costa del Sol de la presidenta de la Junta, el "Pedrismo" es corriente potente, eso sí,  es un pedrismo fernandista, no sanchista. Además de todo ello, el exalcalde goza de muchísimo apoyo interno pues la formación popular en Torremolinos es una de las que cuenta con mayor número de militantes en Andalucía. Su control de la agrupación es tan incontestable que en uno de los procesos congresuales internos recientes copó todos los delegados. Una humillación para los diez concejales que integran el Grupo Municipal pues ninguno, salvo la portavoz por ser miembro nato, se quedaron en tierra y fueron barridos en las votaciones de los militantes. Solo pudieron asistir en calidad de invitados en el espacio reservado del gallinero y sin más participación congrensual que la de hacerse selfies como muestra de que "yo también estuve aquí".

En los planes de Fernández Montes está seguir mandando, ejerciendo el poder de su presidencia y confeccionar la próxima lista municipal. Esto no gusta ni al Partido Popular en Málaga ni a los concejales actuales. Tampoco al PP andaluz. Los ediles de ahora, todos, absolutamente todos, le deben lo que son precisamente a "Don Pedro". "Están donde están y son lo que son gracias a que Fernández Montes los puso ahí y luego los promocionó", nos comenta un miembro de la "Vieja guardia" del PP torremolinense que advierte como algún/a edil "entró como cuarentón/a y saldrá jubilado de la Corporación con toda una vida subsidiada públicamente". Y es ahí donde se esgrimen las navajas afiladas y la batalla se hace cruel en forma de duelo a muerte política.

Fernández Montes controla el partido
Con un mayoría aplastante y un control de casi un 90 por ciento del partido por parte de Pedro Fernández, el PP local mantiene un enfrentamiento absoluto con el Grupo Municipal y sus 10 concejales. No hay relaciones y las pocas que hay son de dureza extrema. Cree que "Don Pedro" que su memoria ha sido traicionada y que los ediles a los que el amamantó y cuidó, han renegado de su persona y renunciado a defender su legado y su figura política. Todas las hostilidades caminaban hasta ahora soterradas y deambulaban por las cañerias internas de la baja política -esa a la que Winston Churchill aludía con el distingo de "adversarios" y "enemigos políticos"- aunque muy públicas y notorias en el seno de la sociedad torremolinense. A año y medio de los próximos comicios municipales el objetivo del PP local es confeccionar la lista excluyendo al menos a 9 de los actuales componentes. En cambio el deseo obsesivo de los diez concejales es tomar el poder y relevar a Fernández Montes. El primer paso se dará en el próximo congreso local que elegirá la nueva Junta Local del partido. Fernández Montes quiere revalidar el cargo junto a su equipo. El PP andaluz, el provincial maagueño y el grupo municipal desean aprovechar la ocasión para mandar a la jubilación política al ex alcalde. Quien gane confeccionará la candidatura municipal y tendrá la ocasión de hacerse con el poder real, el institucional.

La guerra sale a la luz
La guerra de trincheras hasta ahora, ha estallado y ha salido a la luz en forma de ataques en redes sociales por parte del viceportavoz municipal y diputado provinncial, Ramón del Cid. Hombre de anteriores "lealtades inquebrantables" al ex alcalde -quien como todos le debe a él su carrera-, es tío de la actual portavoz municipal, Margarita del Cid. Esta es además la persona que promociona el aparato provincial para presidir el PP tras el próximo congreso y para ser la alcaldable oficialista. Ramón del Cid colgó en su muro de Facebook esta inserción directa y contundente contra Fernández Montes: "Ya está bien, vamos a decir verdades. Pedro Fernández Montes nos está haciendo un boicot al grupo municipal. Abandonó a los votantes dimitiendo y quiere seguir mandando. Por el bien del PP, dimite ya, por favor".

La contienda ya ha comenzado. De la guerra de guerrillas, interna, subterránea se ha pasado al ataque aéreo y a la artillería pesada. ¿Van a venir más ataques? Es muy probable. Tan probable como que si la dirección provincial no convence al "Don" para que dé un paso atrás en ingrese en el asilo de los politicos amortizados, esta no convocará congreso local sino con dedo de manu militari podría imponer a Margarita del Cid como lideresa. Si eso ocurre hay quien dice que "Don Pedro" no se dará por vencido. El epílogo podría ser temible para la derecha local. Una lista independiente inspirada o liderada por Pedro Fernández Montes, integrada por fieles acólitos unido a una fuga tremenda de centenares de militantes a la nueva formación, podría estar en curso. De esto se habla y mucho ahora en Torremolinos. El tiempo dirá. Como en el sublime film de Boss Fosse, All That Jazz, "Comienza el espectáculo".