Dónde, cuándo, o cómo surge el amor, es lo de menos. Lo trascendente es por qué muchas de estas historias nacidas empapadas por la pasión, terminan irremediablemente muertas. No hay duda, el enamoramiento es inversamente proporcional al desaliento. Igual que se ama se sufre, igual que se quiere se odia, igual que se ríe, se llora. Y es que nadie dijo que fuera fácil mantener vivo el amor.
De todo ello habla la segunda temporada recién estrenada de “Modern Love”, la serie antológica de Amazon, de la que nos enamoramos perdidamente hace ya dos años. La componen 8 nuevos episodios auto conclusivos, y basados como los anteriores, en la columna del mismo nombre de “The New York Times”. Es cierto que unos capítulos son más irregulares que otros; sin embargo todos, nos tocan la fibra y conmueven por igual. El motivo, narran historias comunes y corrientes con las que es imposible, no sentirse identificado.
Es difícil calibrar si esta temporada es mejor o no que la anterior, sobre todo además porque estamos ante una antología. En el fondo da lo mismo. Lo realmente importante, es lo que uno experimenta, desde que comienza a ver alguno de sus episodios. Es entonces cuando irremediablemente se desata la nostalgia, los recuerdos, la tristeza, las risas, el llanto y los fracasos…¿Quién no ha estado enamorado? ¿Quién no ha sufrido por amor? ¿Quién no ha dejado escapar un tren? ¿Quién no ha caído embaucado por el atractivo de su mejor amigo? ¿O quién no añora y llora aquel amor que se fue para siempre? Son solo algunas de las preguntas sobre las que se sustentan las distintas historias de lo nuevo de “Modern Love”
El principal problema de esta segunda temporada, es que inevitablemente sorprende menos que la anterior, que fue una auténtica sorpresa. Aun así, introduce novedades importantes: amores adolescentes e interraciales en algunas de las historias, nuevos escenarios además de Nueva York, o una mayor representación del colectivo LGTBI.
En cualquier caso, hay capítulos imbatibles e imperdibles, unos por quienes los protagonizan, otros por lo que cuentan y algunos los menos, porque en ellos coinciden ambas circunstancias. Episodios tan deliciosos como estos:
-“Extraños en un tren (A Dublín)” (Cap. 3)
Dos extraños se encuentran en un tren de Galway a Dublín en marzo de 2020 y deciden seguir las normas del pasado después de su flechazo. No se intercambian números, sino que prometen reencontrarse en la misma estación, dos semanas después de que todo haya terminado. De repente, una pandemia mundial paraliza Irlanda indefinidamente. Introducir el covid en uno de los episodios más divertidos de la temporada, ha sido todo un acierto. El mejor reclamo de esta historia, sus protagonistas: Lucy Boynton (Bohemian Rhapsody), Kit Harington (Juego de tronos), Jack Reynor (Midsommar) y Miranda Richarson (Stronger).
“La sala de espera de los separados” Cap. 6
Después de un encuentro casual en la psicóloga, un ex militar y un ama de casa inician una estrecha relación, tras descubrir que sus respectivos cónyuges están liados. Garrett Hedlund (Mudbound) y Anna Paquin (El piano) están al frente de una preciosa historia sobre las casualidades de la vida.
“Chica nocturna encuentra a chico diurno” Cap. 2
Una mujer con una enfermedad que hace que duerma de día y deambula de noche, conoce al amor de su vida, un apuesto hombre de color con unos biorritmos diurnos como el resto de los mortales. Entre ambos además del enamoramiento, surge un choque de trenes provocado por sus confrontados horarios. La protagonizan Gbenga Akinnagbe (“The Deuce”) y Zoe Chao (“Love Life”). Con una premisa muy original, recuerda a la conmovedora historia de la primera temporada, protagonizada por Anne Hathaway.
