Dora Postigo (Madrid, 2004) espera en una terraza de un bar de Malasaña con una boina calada roja y un abrigo que podría haber heredado de Janis Joplin. Tiene un poco de resaca. Confiesa que solo bebe Vermú. Sin embargo, está tomándose un café con leche y termina un cruasán. Madrid proyecta un frío mediodía pero los rayos de sol bañan el cemento. Camionetas de reparto no dejan de pasar. El ruido molesta, pero no impide la conversación. A sus casi 20 años, Dora acaba de lanzar su nuevo single, 'Play'. Se pulsa el botón rojo de la grabadora. 

PREGUNTA (P): Has experimentado bastantes cambios de look. Stalkeando tu Instagram, he percibido ciertas similitudes con algunos personajes cinematográficos. Mila Jovovich en El 5º Elemento, Franka Potente en Corre Lola Corre y ahora, Natalie Portman en León, El Profesional.

RESPUESTA (R): Me gusta mucho jugar. Además, cambio fácilmente de personalidad y estoy en una constante búsqueda, quizás sea por la música. También me pasa con la estética. Hace tres meses podía ir vestida de punky de los setenta y ayer, por ejemplo, iba de bakala. Es cierto que muchas referencias pueden venir del mundo del cine o de artistas que me inspiran.

P: ¿Son importantes los cambios en tu vida?

R: Sí, y los noto mucho. De hecho, en la actualidad me encuentro en una fase muy fuerte de transición. Además, me acaba de dar un shock porque vivo sola por primera vez, voy a cumplir 20 años y, por fin, dejo de ser adolescente porque estaba hasta los huevos.

P: Me imagino que esos cambios personales incidan de forma directa en tu música.

R: Justo. Y se va a ver en el próximo disco.

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P: ¿Qué aspectos crees que debes mejorar en este proceso hacia la adultez?

R: Tengo un pequeño problema y es que hago lo que quiero. Debo ser firme ante los compromisos.

P: Nuevo single, 'Play'.

R: Hablo sobre todo esto que estamos comentando, las transiciones y los cambios. También sobre sentirse solo en la ciudad. Puedes estar rodeado de mucha gente pero sentirte muy solo. Y me pasa. Aunque ese sentimiento de soledad no tiene por qué ser malo. Hay cosas bonitas en la soledad. Solo hay que saber vivir con ella. Pasa un poco como con la tristeza. Siempre es más cómodo vivir en la felicidad, pero puedes estar triste y, a la vez, estar bien estándolo.

Salto para defenderme de los panolis

P: ¿Cómo tratas de combatir esa soledad?

R: Hubo un momento en el que lo hacía mal. Saliendo sin parar y metiéndome en sitios en los que no debería estar. De decir: ‘Esta gente me importa una mierda’. Yo combato la soledad con mi familia y los dos amigos que tengo. También escribiendo mucho. Lo llevo haciendo desde que tengo 15 años. A veces releo los cuadernos y veo cómo pensaba y qué cosas tenía en la cabeza.

P: Soltaste hace poco otro single, Marceline. ¿Es por el personaje de Hora de las Aventuras?

R: Sí.

P: ¿Y eso?

R: He sido muy friki de estos dibujos. Y Marceline es un personaje que me ha marcado mucho. Era una tía que, como yo, iba mucho a su bola. También su inocencia. Tenemos algunas similitudes. No solo por la pérdida de nuestras madres sino por el tipo de gente que nos rodea. En mi caso, me acuerdo de Alaska y Mario.

P: He leído que es un personaje que construye una coraza para no mostrar su vulnerabilidad y sensibilidad. ¿Te pasa también eso?

R: Totalmente. Ayer justo me dijo un chaval que por qué saltaba tanto. Pues porque me defiendo ante los panolis. Luego pienso que, quizás, a veces me paso. Reconozco que debería echar el freno en algunas situaciones.

P: ¿Qué supone la música en tu vida?

R: Lo es todo. No sé qué haría sin ella. Recuerdo llegar a casa llorando después de grabar el disco y decirle a mi padre que estaba harta de sufrir haciendo esto. El me decía: ‘Ser artista es, al mismo tiempo, una bendición y una maldición’.

P: ¿Cómo te mueves en el faranduleo que rodea a este mundo?

R: Me cuesta mucho porque voy mucho a mi bola. Pero estoy aprendiendo a ser más sociable. Es como un juego. Antes me causaba mucha ansiedad y vivía en una lucha constante. Ahora me lo paso bien.

P: ¿A qué retos crees que debe enfrentarse tu generación?

R: Hemos nacido en una época con demasiadas pantallas. Además, somos una generación con mucho peso encima. Me dicen mucho lo de que tenemos que salvar el mundo.

Me parece una mierda el mundo que me ha tocado heredar

P: ¿Y qué contestas?

R: Hazlo tú, ¿sabes? Que también estás vivo. Se nos pone mucha presión viviendo en un tipo de sociedad basada en el consumo rápido. Si no cumples tus metas antes de los treinta, eres un desgraciado. Por eso llamé a mi anterior EP No quiero morir, porque quiero vivir la vida tranquila y lo que me corresponde por mi edad.  

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P: Intuyo que no te gusta mucho el mundo que has heredado.

R: Me parece una mierda. No veo las noticias y me da mucha rabia elegir vivir en la ignorancia. No me gusta haber nacido en una época en la que tener que ser los responsables de salvar el mundo de mierda en el que hemos crecido. También con todo lo que nos meten a través de los teléfonos. Esto me ha deprimido mucho. Sin embargo, tras mucho trabajo interno, he conseguido cambiar el sentido y ver que tengo herramientas gracias a la música para transmitir un mensaje importante en una época tan fría.

P: Este viernes se celebra el 8M. Como artista joven, ¿qué posición asumes en una fecha como esta?

R: Lo vivo de una forma muy profunda. Voy a la mani todos los años y me emociona mucho. Es una especie de sentimiento de guerra. Es necesario que nos den un día para cagarnos en todo. Estamos el resto del año tragando con todo y hay mujeres que viven situaciones que no me quiero ni imaginar. Nos ha tocado ser mujeres y esto es una lucha diaria. Antes te decía que salto mucho, sobre todo con los hombres. Estoy por ahí, me viene el típico tío y yo digo ‘qué, ¿me vas a decir algo?’. Luego me relajo. Hay hombres maravillosos e increíbles, también.

P: Tienes dos hermanas más pequeñas que tú. ¿Qué consejos les das?

R: A través de una de las dos veo cómo se está creando una generación que gira en torno a las redes sociales. Y en ellas se ve a gente con cuerpos perfectos, con las que todos acabamos comparándonos. Es una pena que mi hermana de 12 años viva con esa presión. A las mujeres se nos sexualiza desde que somos muy pequeñas. Yo lo tengo en el recuerdo. Me desarrollé pronto e iba al colegio tapadísima porque si no, me decían cosas. Los niños eran así. Luego, en la adolescencia sientes la necesidad de explotarlo. No te das cuenta pero lo haces porque te están diciendo que lo hagas. Crees que, si no lo haces, no vas a ser nadie. Me da mucha pena. Lo veo también en las niñas de hoy en día. Es importante aprender a vivir la vida que nos corresponde con nuestra edad.