Ismael “Tito” Fuentes, guitarrista y voz de Molotov, reapareció con un relato descarnado sobre su salud. En una entrevista habló de un proceso de rehabilitación que incluye once cirugías, un coma inducido de casi tres días y un diagnóstico de rizartrosis que afecta a ambas manos. La banda lo sustituyó temporalmente con Jay de la Cueva y mantiene su agenda de 30 años con una cita en el Movistar Arena de Buenos Aires para el 4 de diciembre.
“Llevo 30 años haciendo lo que se me da la gana, sin cuidarme ni física ni emocionalmente”, admite Tito Fuentes al explicar por qué detuvo en seco su actividad con Molotov este año. En la conversación el músico reconoce un periodo de autodestrucción que desembocó en alcoholismo y consumo de sustancias, además de una cadena de intervenciones médicas. “Me fui haciendo pedazos”, resume. La cifra abruma: once cirugías, incluida una perforación en la cara, y una complicación que terminó en coma inducido durante casi tres días. “Estuve muerto en vida dos días y medio”, relata.
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La cronología reciente de su salud ayuda a entender su ausencia en los escenarios. En marzo de 2025, a días del Vive Latino, Tito anunció que no participaría por una cirugía programada en el rostro, priorizando su recuperación física y emocional. La banda recurrió entonces a una solución con historia: el regreso de Jay de la Cueva —miembro fundacional— para cubrir su puesto en el festival capitalino. Aquella sustitución fue explicitada por la organización y confirmada por la prensa cultural.
El diagnóstico de rizartrosis —un proceso degenerativo que afecta la articulación base del pulgar— añade otra dimensión al cuadro. Según explicó el propio Fuentes, décadas de movimiento repetitivo con la guitarra le han provocado pérdida de cartílago, roce óseo y dolor que se trata con infiltraciones periódicas: “cada tres o seis meses, depende de cómo vaya trabajando”. Esta patología no solo compromete la ejecución instrumental; también condiciona los tiempos de su rehabilitación.
El músico detalla que, durante su última intervención, “algo salió mal” y debieron inducirle un coma. A partir de ese punto de inflexión, asegura, replanteó hábitos que iban desde el abuso de sustancias hasta el consumo de azúcar, y situó la terapia en el centro de su rutina. “El arte y la terapia me salvaron la vida”, insiste. Su aspecto físico —más delgado y con la voz resentida— preocupó a parte de sus seguidores, pero Fuentes ha insistido en que el proceso avanza y que su objetivo es volver “cuando esté al cien por ciento”.
Ese “volver al 100%” no es una frase hecha. A sus 51 años —cumplidos el 6 de septiembre— el compositor y guitarrista es consciente del capital físico que exige un directo de Molotov y del riesgo de forzar los plazos. Por eso, mientras el grupo mantiene el pulso de su 30º aniversario, él ha encontrado una válvula creativa en las artes plásticas. En paralelo a la rehabilitación, presentó obra en colaboración con Bankaool —un proyecto que lleva piezas a cajeros automáticos y sucursales— y que se ha convertido en un “salvavidas” anímico.
En lo estrictamente musical, la gira de los 30 años no se ha detenido. Molotov tiene en el calendario una parada fuerte: el concierto del jueves 4 de diciembre de 2025 en el Movistar Arena de Buenos Aires, anunciado por el propio recinto y la promotora local. La expectativa es alta —la banda regresa al país tras varios años— y, por ahora, la comunicación oficial sigue la línea marcada en marzo: Tito regresará cuando su salud lo permita.