De madrugá fue, para muchos fans, la gran fantasma de 2019: una canción que Rosalía cantó en directo durante la gira de El mal querer y que jamás llegó a publicarse. Seis años después, el tema reaparece en el centro de la conversación cultural gracias a una nueva campaña de moda que la artista protagoniza y que reabre la gran pregunta: ¿acabará “De madrugá” en el tracklist del álbum que prepara para este 2025?
En 2019, cualquiera que siguiera de cerca el El Mal Querer Tour aprendió a reconocer un momento muy concreto del show: tras Barefoot in the Park y antes de Catalina, Rosalía introducía De madrugá, una pieza lenta, de filo noctámbulo, que parecía tender un puente entre el pulso flamenco y una sensibilidad R&B minimalista. No fue una excepción aislada: figura en los setlists de aquel año como una de las inéditas fijas de la gira.
Esa “canción perdida” acaba de vivir un giro inesperado. Su melodía y su aura aparecen ahora asociadas a una nueva acción publicitaria de alto impacto que Rosalía encabeza para la temporada de otoño, fotografiada por la neerlandesa Carlijn Jacobs, una de las miradas más potentes de la moda actual. La campaña ha sido noticia internacional y marca la primera colaboración de la catalana con la casa Calvin Klein, consolidándola como icono global de estilo además de fenómeno musical.
¿Cómo suena “De madrugá” y de dónde viene?
Quien la escuchó en 2019 recuerda un tema contenido, de respiración amplia, sostenido por palmas y armonías que evocan el imaginario de El mal querer, pero con un poso íntimo que encaja en la deriva más confesional de Rosalía. Varios repertorios y recopilaciones de fans han asociado la pieza a sesiones de estudio en Los Ángeles y, de forma no oficial, incluso se ha vinculado el nombre de Pharrell Williams a su producción. Son informaciones no confirmadas por la artista ni su equipo, pero recurrentes en el archivo fan. Tómeselas como eso: indicios.
¿Qué sabemos del nuevo disco?
Aquí conviene separar los hechos de la rumorología. Los hechos son que medios españoles y latinos llevan meses rastreando movimientos que apuntan a un lanzamiento en la segunda mitad de 2025, con al menos un videoclip ya rodado —se habló de un coro infantil— y un proyecto que, por comodidad, muchos llaman “R4” a falta de título oficial. Todo ello, insisto, sin confirmación de fecha por parte de Rosalía en el momento de escribir estas líneas.
En ese contexto, De madrugá funciona como una carta comodín. Por un lado, su ADN conecta con la tradición que la convirtió en un fenómeno —la investigación del cante, el montaje de palos flamencos con texturas electrónicas, la dramaturgia íntima— y podría aportar al álbum un pliegue nostálgico muy poderoso para su base de fans. Por otro, el tiempo transcurrido y la evolución de Rosalía desde Motomami invitan a preguntarse si encaja con la ruta estética actual de la artista o si preferirá reservarla como pieza autónoma, quizá como single suelto que celebre la campaña y alimente la narrativa pre-lanzamiento.
¿Entrará “De madrugá” en el tracklist?
La respuesta honesta hoy es: no hay confirmación. Hay razones para pensar que sí —el revuelo provocado por su uso en una campaña global, la insistencia del público desde 2019, su valor simbólico como “asunto pendiente”— y también motivos para pensar que no —el perfeccionismo de Rosalía, su costumbre de descartar material que no encaja en la tesis del álbum y su afición a lanzar piezas fuera de disco cuando la estrategia lo pide. Aunque algunos listados no oficiales y filtraciones en redes sociales se atreven a ponerla dentro, lo prudente es tratarlo como hipótesis.
Ahora bien, que De madrugá esté reapareciendo de esta manera sí dice algo: Rosalía sabe que su público guarda memoria y que ciertas canciones son capital emocional. Volver a convocarla en 2025, ni que sea como fragmento en un spot, es un gesto deliberado. Encaja con la manera en que la cantante construye sus eras: con capas de referencias que conectan pasado y presente para prometer un futuro. Y, de paso, convierte una campaña de lencería en un evento pop con lectura musical propia.