Entre sus virtudes se cuentan, sin duda, las atrevidas ilustraciones de Qing Ping Mui, amén del color y el entintado adicional de otros autores. Entre sus debilidades, su falta de argumento (algo que, para mí, por ejemplo, no es un problema, pero que acaso lo sea para quienes buscan diálogos de Shakespeare en toda obra que se tragan, ya sea literaria, televisiva o cinematográfica).
The Other Dead nos presenta a una serie de personajes de Nueva Orleans que son atacados por animales rabiosos: éstos tienen una mirada vacía y se levantan otra vez aunque los hayan disparado o acuchillado. Son animales zombis, algo que creo que yo no había visto aún. Una epidemia de criaturas furiosas, una plaga que nadie sabe dónde o por qué ha comenzado. Pero lo más original del asunto (aunque puede recordarnos a Independence Day) es que uno de los personajes es el presidente de los Estados Unidos de América. Es decir, Barack Obama. Y, en su deambular por los paisajes infectados y llenos de sangre de hombre y de animal, Obama y su equipo van a parar a la cabaña de uno de esos tipos fanáticos de las armas y contrarios a la democracia (el clásico fulano que a menudo retrata Michael Moore en sus documentales y en sus libros). Obama no duda en tomar el hacha o la escopeta cuando la situación lo requiere, lo que da pie a algunos diálogos jocosos. "Pensaba que estabas en contra de las armas", le dice un tipo. Él responde: "Solo dije que deberían regularse correctamente… nunca dije que no pudiera disparar una".
El cómic es una locura de principio a fin, donde abundan los desmembramientos, las decapitaciones, los tiros a bocajarro y los humanos devorados por fieras. Un festival de sangre, en suma, que llega en un momento ideal porque la fiebre zombi no cesa (no hay más que atender al éxito de The Walking Dead o Guerra Mundial Zombi).
Al parecer, esta novela gráfica de Joshua Ortega será adaptada al cine. Y conecta totalmente con la línea que se ha propuesto Medusa Cómics: tebeos independientes, norteamericanos, para adultos, y que además diviertan. Y en The Other Dead hay humor, desde luego. En medio de esa orgía de vísceras y huesos hay espacio para meter algunas pinceladas, sobre todo en las conversaciones entre el fanático de las armas y el presidente de los EE.UU.