He aquí una de las novedades más sorprendentes y satisfactorias de la última temporada editorial: los relatos de Stephanie Vaughn, publicados en 1990 en este volumen aquí titulado Alfa, Bravo, Charlie, Delta (Sweet Talk es su título original), después de haber sido recogidos en revistas y en antologías. Es un libro que no debería pasar desapercibido. Un compendio de historias que no tienen nada que envidiar a los textos de Tobias Wolff o de Richard Ford: Wolff, por cierto, escribió el prólogo de la versión original de esta compilación.

 

A simple vista, quizá por el título, podríamos pensar que se trata de una novela situada en ámbitos castrenses, pero no es así: sólo dos o tres relatos tocan el tema, pero muy por encima, centrándose más en la figura del padre militar y en el trastorno y la extrañeza de una vida nómada, una vida que depende de los traslados del cabeza de familia. Hay en ellos, y en algunos cuentos más, cierto trasfondo autobiográfico, pues Stephanie Vaughn tuvo un padre que pertenecía al ejército de los Estados Unidos y sus años de niñez y adolescencia se vieron alterados por los destinos que le encomendaron.

 

Admirada por escritores del calibre del citado Wolff y de otros como Joseph Heller o Wallace Stegner, a Vaughn la podríamos situar en la estela de Lorrie Moore o incluso de Lucia Berlin, aunque ella tiene su propia voz y las historias no son tan duras como las de Berlin.

 

En "Alfa, Bravo, Charlie, Delta" nos sitúa en los años de la adolescencia de su álter ego, Gemma Jackson, y de la posterior muerte de ese padre militar que se sienta en una butaca verde a leer y a fumar y a beber mientras se acrecienta el misterio que para ella significa esa figura paterna cada vez más enigmática y cada vez más obsesionada con propinarle enseñanzas sobre la vida. La evocación del padre (ya muerto, ya desaparecido) vuelve en "Mi madre exhala luz", una historia sobre cómo afrontar el cáncer materno, y sobre cómo una hija se siente desdichada, pero hará lo que sea para alentarla (-No te preocupes –le digo, estrechándola en la niebla–. Todo va a salir bien); este relato es sutil y doloroso y contiene algunos momentos sublimes como éste: Un coche que patina en una calzada mojada por la lluvia, un avión que se estrella en el mar, una cama de hospital, definen el perímetro de una vida destinada a terminar.   

 

En "Halagos" hay una pareja que, pese a los títulos universitarios que reúnen entre los dos, aún están en paro y subsisten mediante ayudas sociales, entrevistas de trabajo y juegos. Ella sospecha que él se acuesta con otras mujeres, así que se inventa un amante para hacerle daño. Cuando deciden viajar por el país en busca de un trabajo, la grieta en la relación ya se ha producido: hay celos, reproches y enfados, y tal vez ella esté a un paso de la soledad, o eso es lo que el lector sospecha. Pero en el siguiente relato, "La televisión nos lanza al universo", ya hay una mujer que está sola: va a una fiesta en mitad de una tormenta de nieve y su coche resbala en el hielo y se estrella contra el vehículo de un policía, el agente Cook del que se enamora por su uso de las palabras (-Hemos tenido noches mejores, ¿verdad? / "Hemos tenido", dijo. El agente Cook me había abrazado con el plural del verbo. Fue entonces cuando descubrí que amaba al agente Cook).

 

En "Otras", la narradora reproduce una situación cómica y humillante: está liada con un tal Harvey que ha vuelto a ver a su ex mujer, y ella le ha contagiado ladillas y él se las ha pasado a la narradora, y ahora los tres sufren el mismo problema. La ex es la clásica víctima de la estética, que suele operarse los pechos y la cara para rejuvenecer y mejorar. ¿Por qué soporta todo esto la narradora, al principio? Ella misma lo cuenta: ¿Y quién soy yo? Una mujer soltera que se va haciendo mayor: una mujer dispuesta a transigir. Los problemas de pareja, en este caso una pareja ya asentada, se repiten en "La arquitectura de California".

 

Éstas son algunas de las excepcionales historias de Stephanie Vaughn, en las que también caben el recuerdo de quienes volvieron de Vietnam un poco trastornados ("El pequeño McArthur") y las batallas domésticas de una madre de dos hijos en noches en las que su marido no ha llegado a casa ("Un ángel en la nieve"). En general se trata de episodios sobre mujeres y sus maneras de sobrevivir en el siglo XX. La brillante traducción es de Ana Crespo. No se las pierdan.