Ensalada de pasta y rúcula.

¿Con qué?

Un paquete de pasta al gusto –fusilli, pennes, farfalle, etc.- un tomate de ensalada, una cebolleta, una caja de rúcula, aceite de oliva virgen extra, sal y vinagre balsámico.

¿Cómo?

 Elegimos la pasta y la cocemos durante ocho minutos si es dura y cinco si es fresca, la enfriamos poniéndola bajo el grifo del agua fría y reservamos. Pelamos el tomate y lo cortamos en dados al igual que la cebolleta, lavamos la rúcula y lo mezclamos todo, añadimos la cantidad de pasta que creamos oportuno y aliñamos con sal, aceite y vinagre balsámico. Servimos en cuencos.

Carbonadas.

¿Con qué?

Un kilo de carne de guisar en trozos grandes, mantequilla, una cerveza de cuarto, dos cebollas grandes, tomillo, una hoja de laurel, dos rebanadas de pan de molde sin corteza, mostaza, sal y pimienta.

¿Cómo?

Esta es una receta que he encontrado entre viejos papeles y que algún amigo del otro lado del Atlántico me ha dado. En una cazuela –recomiendan el barro, pero no es fácil hoy- se derrite la mantequilla, se fríe la carne y se reserva. En la misma mantequilla se echa la cebolla cortada en dados y se pocha a fuego lento, a los quince minutos se añade de nuevo la carne, se espolvorea pimienta recién molida, el tomillo y el laurel. Cubrimos con la cerveza, cortamos las rebanadas de pan en cuatro trozos y los untamos con mostaza por un lado y las ponemos en la cazuela sobre la carne con la mostaza para arriba. Dejamos cocer a fuego muy lento, tapada, durante dos horas y media. Cuando la carne esté melosa, si tiene mucho caldo, se quita la tapa de la cazuela, se sube el fuego y se deja unos minutos para que se evapore. Se sirve acompañada de patatitas cocidas.

Uvas del Vinalopó, es el momento de que aparezcan en el mercado las primeras de temporada, que suelen ser blancas y llamadas italianas.