Adéntrate en Aýna, un destino único en la provincia de Albacete, conocido por ser un valioso tesoro de arte rupestre, con sus impresionantes pinturas de la Cueva del Niño, que datan del Paleolítico Superior, transportando a los visitantes a esta época lejana. Además, la villa es prestigiosa por ser el escenario de la película Amanece, que no es poco, de José Luis Cuerda, donde los amantes del cine pueden recorrer los lugares donde se rodaron conocidas escenas de este filme, uniendo historia y cultura en esta gran experiencia. 

De sus orígenes a su independencia como villa

Aýna cuenta con una historia que comenzó en el Paleolítico Superior, tal y como lo demuestran las pinturas rupestres de la Cueva del Niño, las más antiguas de la provincia de Albacete.

Cueva del niño (Foto: Turismo de Ayna)
Cueva del niño (Foto: Turismo de Aýna)

El nombre del pueblo, otorgado por los árabes en el año 711, significa “ojos bellos” o “fuentes escondidas”. Durante su estancia, también implementaron un avanzado sistema de regadíos que enriqueció la agricultura local.

En 1213, Aýna pasó a formar parte del Concejo de Alcaraz tras la conquista cristiana de Alfonso VIII, en una frontera estratégica que generó diversos conflictos.

Felipe II determinó un momento histórico para Aýna cuando le otorgó el título de Villa en 1565, que incluía a Molinicos y Elche de la Sierra. Este momento quedó registrado en un pergamino decorado, actualmente protegido en el Archivo Histórico Provincial y exhibido en la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios.

Un viaje entre historia, cine y arte rupestre

Aýna ofrece una rica variedad de lugares de interés que reflejan su historia, cultura y belleza natural.

Ubicada en la Plaza Mayor, se encuentra la Casa-Museo Etnológico, una vivienda típica de los años 60-70. Los visitantes pueden recorrer sus salas con utensilios de oficios antiguos y "la cámara" con instrumentos de esparto. Todos los objetos expuestos son originales y han sido cedidos por los antiguos vecinos de Aýna, ofreciendo una visión auténtica de la vida rural de la época. Además, en este edificio se encuentra la Oficina de Turismo local, facilitando información para el recorrido a los turistas. Detrás de la Plaza Mayor, también se encuentra el “lavadero del porche de la plaza”, que recuerda cómo los vecinos hacían la colada usando las acequias locales.

Recorriendo la Calle Mayor, se llega a la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios y al Centro de Interpretación de Amanece, que no es poco. Esta ermita sirvió como iglesia parroquial hasta 1953, destacando su puerta de entrada con un arco de medio punto que la diferencia de las demás casas del pueblo. Su elemento más artístico y destacado es su techumbre de madera de tradición mudéjar del siglo XVI. Actualmente, alberga el Centro de Interpretación dedicado a la película "Amanece, que no es poco", rodada en Aýna en 1988, ofreciendo a los visitantes una perspectiva única sobre las escenas de esta cinta.

Ermita de Nuestra Señora de los Remedios (Foto: Turismo de Ayna)
Ermita de Nuestra Señora de los Remedios (Foto: Turismo de Ayna)

Los aficionados al cine y a este gran film español pueden revivir la magia de 'Amanece, que no es poco' recorriendo sus escenarios. A lo largo del pueblo, se han instalado paneles informativos que señalan los lugares exactos de rodaje, permitiendo a los visitantes revivir escenas memorables y conocer anécdotas exclusivas detrás de cámaras. La curva conocida como “La Rodea Grande” rinde homenaje a este hito del cine español, donde los turistas no se resisten a sacarse una foto en el sidecar, en el que viajaban los dos protagonistas, Teodoro y Jimmy, padre e hijo respectivamente, interpretados por Antonio Resines y Luis Ciges

Ruta "Amanece que no es poco" (Foto: Turismo de Ayna)
Ruta "Amanece que no es poco" (Foto: Turismo de Ayna)

Uno de los mayores atractivos del pueblo es la Cueva del Niño, a unos 12 km del núcleo urbano, siendo un tesoro del arte rupestre que contiene pinturas y grabados paleolíticos que datan de hace más de 10.000 años, representando figuras humanas y animales. Este espacio cuenta con una gran demanda de turistas, por lo que para visitarla es necesario concertar una cita previa, ya que su acceso está restringido para conservar las valiosas manifestaciones artísticas que contiene.

Los encantos naturales donde sumergirse en emocionantes aventuras

Esta localidad es un paraíso ambiental para los amantes del senderismo y la belleza natural. 

El Rincón de la Toba, junto a las piscinas municipales, es un punto en el que la paz reluce, rodeado de montañas, cascadas y acequias. Este paraje no solo cautiva por su frescura, sino que también suministra el riego del pueblo.

Rincón de la Toba (Foto: Turismo de Ayna)
Rincón de la Toba (Foto: Turismo de Ayna)

En el corazón del pueblo, el Balcón de “Los Picarzos”, cerca del Centro Social, ofrece vistas impresionantes de la montaña que delimita Aýna, siendo un lugar perfecto para contemplar el paisaje.

Los miradores de Aýna, como el Mirador del Diablo, el de los Picarzos y el del Infierno, regalan imágenes únicas del río Mundo y los paisajes montañosos. Para los aficionados a la astronomía, el Mirador Astronómico del Cañón del Mundo permite observar el cielo estrellado en toda su magnitud.

Además, se puede disfrutar de distintas actividades, entre las que se incluyen rutas de senderismo, como la del Barranco de los Huertos, y la emocionante Vía Ferrata Los Picarzos, ideal para contemplar toda la naturaleza en una ruta llena de desafíos y actividades de escalada

Una comunidad que destaca por la emoción de sus festividades 

Las fiestas de Aýna son esenciales para la villa, reuniendo a todos sus habitantes para unos días llenos de tradición y ambiente emocionante.  

Entre las más destacadas se encuentran las Patronales en honor a Santa María de lo Alto, del 4 al 8 de septiembre, con encierros y una misa el último día para concluir esta tradicional celebración.

El 12 de diciembre se celebra la Fiesta de El Bolo, con hogueras y comida típica, creando un ambiente único en la tarde-noche para poder disfrutar del calor de la fogata que ilumina todo el pueblo. 

En mayo, las fiestas del Santo Cristo de Cabrillas que celebra el barrio de Santo Cristo, siendo el único con festividad propia de Aýna.

Finalmente, el Carnaval también tiene un lugar importante entre las festividades más populares del pueblo, con los personajes Trompalobos y Trompalápiz, quienes protagonizan un desfile de disfraces.