La limpieza de todos los elementos de la casa es importante. Sin embargo, hay algunos objetos que son más difíciles de limpiar que otros debido al material del que están compuestos. En ElPlural.com ya os explicamos en un artículo cómo limpiar los utensilios de plata sin dañarlos. Ahora hacemos lo propio con los de bronce.

El bronce es un material que puede verse mermado con el paso del tiempo. Es fácil que algo que esté recubierto de esta aleación de metales pierda brillo o se vea afectado según avanzan los años. Por eso os traemos esta serie de consejos.

1-Utiliza productos químicos

Sí, sí, como lo oyes. Se habla mucho acerca del uso de productos naturales para limpiar bronce. Sin embargo, hay que considerar que la mayoría de los productos industriales contienen elementos que han sido minuciosamente probados y que derivan de fuentes naturales. Para adquirirlos, es siempre recomendables acudir a tiendas o páginas especializadas en este material y sus productos de limpieza.

2-Mezcla de bicarbonato, limón y agua tibia

Si no conocemos ningún sitio al que recurrir o se nos vuelve muy caro, siempre podemos recurrir a trucos caseros, no está prohibido. Uno de ellos tiene que ver con la idea de devolver al bronce su brillo. Para eso basta con mezclar bicarbonato, limón y agua tibia y aplicarlos sobre el producto sin excederse en cantidad ni en duración.

3-Combinación de vinagre, agua y sal

Hay varias combinaciones que pueden servirnos para limpiar el bronce. Por ejemplo, una mezcla de vinagre, agua y sal -aplicándolos previamente con un trapo seco sobre el bronce- puede ser una buena solución.

4-Utiliza agua y jabón neutro

Así de sencillo, aplicar agua con jabón neutro puede ser en muchas ocasiones eficaz. Aunque si quieres limpiar el bronce de forma casi inmediate te recomendamos que recurras al vino caliente. Este líquido dispone de químicos especiales que bien pueden servir para limpiar el bronce al momento.

5-Sumergirlo en limón, amoniaco, vinagre y agua

Esta solución no te llevará más de cinco minutos. Se trata, eso sí, de un método un poco más agresivo, por lo que es mejor dejarlo como última opción si ninguna de las anteriores resulta eficaz. Se trata de sumergir el producto o la pieza de bronce durante el tiempo señalado anteriormente. A continuación, seca con un trapo sin humedecer el exceso de líquido.

Con cualquiera de estas soluciones podrás olvidarte de tirar a la basura piezas de bronce y dejarás de preocuparte por el aspecto de algunas de ellas.