Ningún mueble de la casa es susceptible de librarse de las manchas, sin embargo algunos se ensucian más que otros. El sofá puede ser uno de los que más sufren, ya que es el punto de encuentro de un hogar y en el que se pasan más horas. Es el preferido, tanto para pasar una noche de películas y palomitas, como para conversar con nuestros invitados cómodamente.

Aunque algunos usan fundas para protegerlos, este es uno de los muebles que más se mancha y que más fácilmente se puede convertir en un foco de suciedad y microorganismos, como gérmenes y ácaros. Por eso, en ElPlural.com te dejamos los trucos de limpieza necesarios para dejarlos como el primer día

Vinagre y bicarbonato

Un recurso muy eficaz y casero para limpiar la tapicería de un sofá es la clásica mezcla de vinagre y bicarbonato. Para ello, llena un recipiente con un litro de agua templada y añade un vaso de vinagre y una cucharada de bicarbonato. Tras disolver todo bien, humedece un paño limpio en el agua resultante.

Usa ese trapo para limpiar el sofá con movimientos circulares, especialmente en aquellas zonas más sucias o manchadas. Ten cuidado y no lo viertas directamente sobre la tela, ya que esta se puede estropear y se quedará un fuerte olor a vinagre.

Percarbonato de sodio

Este es un truco muy práctico si quieres limpiar un sofá blanco, ya que es un quitamanchas natural muy potente y contiene propiedades blanqueadoras. Así, añade unas cucharadas de percarbonato de sodio en un litro de agua tibia. Cuando se disuelva, puedes aplicarlo con un difusor por la superficie, haciendo especial hincapié en las manchas.

Deja que el líquido actúe unos diez minutos y frota suavemente el sofá con un cepillo. Tras este paso aclara muy bien con agua y deja que se seque antes de volver a sentarte. Es un remedio muy simple y puedes encontrar este producto en cualquier supermercado.

Sal

La sal es un producto natural y blanqueador con el que podrás quitar muchos tipos de suciedades, especialmente las de grasa. Si es tu caso, exprime tres limones y, en el zumo obtenido, añade un poco de sal. Mézclalo todo y frótalo en el sofá. Para ello, coge un paño limpio, extiéndelo bien en la zona y deja que actúe hasta quitar las manchas. Tendrás un limpiador en pocos minutos y con productos que tienes en casa.

Agua oxigenada

Otro remedio práctico y con el que conseguirás quitar fácilmente restos de sangre y sudor es el agua oxigenada, que tiene una gran efervescencia. Es importante diluirlo en agua previamente para reducir su agresividad sobre tejidos delicados.

También con un paño aplica esta solución en una pequeña zona del sofá para ver los efectos que tiene. Si funciona, pásalo por todo el sofá o solo por las zonas sucias. Deja que actúe durante varios minutos antes de sentarte de nuevo y ya estará listo.

En seco

En función de la mancha que tengas, una opción que debes considerar es lavarlo en seco, sobre todo si tu sofá está ubicado en una zona muy húmeda de la casa o con pocas corrientes de aire que faciliten el secado. Si finalmente optas por esto, en primer lugar deberás aspirar la superficie para quitar toda la suciedad.

Para limpiarlo, puedes usar productos como el bicarbonato o sprays específicos que generen espuma para aplicarlos sin necesidad de usar agua. Aplícalos sobre las manchas localizadas y utiliza un cepillo para eliminarlas suavemente. Una vez hecho este paso, elimina el exceso con un trapo seco, aconsejablemente de microfibra.

Amoniaco

Tras eliminar los restos y el polvo con una aspiradora, añade un chorro de amoniaco a un recipiente con agua tibia. Moja una esponja o un cepillo de cerdas suaves en el líquido y aplícalo sobre el mueble por zonas pequeñas para ir viendo su efecto.

Después humedece una bayeta en agua templada y, una vez escurrida, retira los restos y la suciedad que quede. Es importante ventilar la habitación en la que se encuentre el sofá para que se seque y que desaparezca el olor del amoniaco.