Con la llegada del frío, lejos se ven ya las chanclas, los bañadores y los pantalones cortos del verano. Aunque todavía podemos encontrarnos con unos días del llamado entretiempo, el ya estrenado otoño y el inminente invierno piden tener cerca los abrigos, jerséis y las bufandas para hacer frente a las bajas temperaturas.

Por eso, este es un periodo muy propicio para hacer el cambio de armario y adaptar la vestimenta de cara a los próximos meses. Aunque es una tarea que puede llegar a ser muy tortuosa, es muy necesaria en el caso de no tener suficiente espacio como para no tener que guardar la ropa en cada temporada. Desde ElPlural.com hemos recopilado diez consejos para hacerlo de manera más eficaz y no morir en el intento. 

1. Elige el día

Lo primero para renovar tu armario es enfrentarte a él. Por eso es importante marcarse un día en el calendario para comenzar con el cambio de ropa. Lo mejor es hacerlo en una jornada en la que no se tenga prisa, como en un día libre o en el fin de semana. Esta es una labor que necesita calma e implica un poco (aunque no tiene por qué ser mucho) de tiempo para llevarla a cabo. 

2. Escoge las prendas

Seguro que hay ropa que sabes que sí o sí te vas a poner esta temporada. Tener esas prendas localizadas y separarlas hará que el proceso del cambio sea mucho más rápido ya que no perderás el tiempo en buscarlas. Por eso, lo mejor es, según vas vaciando el armario, ir separando lo que quieres conservar de lo que no

También es bueno hacer esta separación con la ropa de verano que sabes que ya no vas a usar más o aquella que quieres conservar para el año que viene. Esta organización previa hará que sea más rápido y, cuando te quieras dar cuenta, tienes todo prácticamente diferenciado. 

3. Limpia el mueble

Una vez tienes todo ropa fuera y separado entre lo que quieres y lo que no, este es un buen momento para realizar una limpieza profunda del mueble, los cajones y las estanterías. Con el armario vacío es más fácil eliminar el polvo acumulado y esos objetos que creías perdidos y que de repente aparecen entre tus prendas.  

Primero puedes pasar la aspiradora para retirar la suciedad, después un trapo seco y uno húmedo para limpiarlo más a fondo e incluso incluir algún producto odorífero y de protección. Estas pueden ser desde bolas antipolillas y antiácaros hasta difusores de líquidos perfumados o bolsas de lavanda.

4. Selecciona lo que usas a diario

Una vez has seleccionado la ropa que quieres conservar, lo mejor es priorizar lo que más vas a usar los días de diario para colocarlo en un sitio del armario que te sea cómodo de coger a la hora de vestirte y no perder mucho tiempo. Para ello un consejo es situar esas prendas en una balda a la altura de los ojos en el caso de ir doblado o en las perchas centrales si es para colgar.

En el caso de colocar cosas como jerséis o camisetas dobladas en columnas, puedes poner lo que más te pones arriba del montón o delante en el cajón. Esto te ahorrará mucho tiempo a la hora de seleccionar qué ponerte y no desmontar el armario. En cuanto a los looks de fines de semana, lo mejor es colocarlo más atrás ya que se echará mano de ello solo de vez en cuando

5. Ordena por categorías

Para no volverte loca o loco a la hora de encontrar las prendas en el armario, lo mejor es ordenarlas por categorías. Así, se puede hacer en función de si son de tejido grueso o fino, de manga larga o corta, pantalones, faldas o shorts, o incluso si son de vestir o más informal. También se puede diferenciar entre ropa de entretiempo y de mucho frío. 

En cuanto a los abrigos, lo mejor es tenerlos en un apartado distinto -ordenados por largura o grosor- para poder acceder más fácil y rápidamente a ellos en función de la temperatura exterior. En el caso de la ropa de deporte o elegante también es conveniente situarla en lugares diferenciados.

6. Guarda la ropa identificada

Cuando ya tienes ordenado tu armario con las vestimentas que quieres para esta temporada, toca guardar lo que conservarás para el año que viene. Como señalábamos anteriormente, es importante elegir la ropa de verano que quieres conservar y deshacerte de la que sabes que no te vas a poner más o ya están desgastadas.  

Tras hacer esta selección, una manera eficaz de guardarlo es en bolsas o cajas con notas identificativas para luego poder encontrarlo de forma más rápida. Dentro de estas también puedes separarlo por categorías (camisetas, pantalones, faldas...), lo que te facilitará la tarea a la hora de volver a sacarlo. 

7. Envasa al vacío lo que más ocupe

Si tienes poco espacio en tu casa, uno de los mejores trucos (y cada vez más extendido) para almacenar la ropa que más ocupa en tus muebles es a través de bolsas al vacío. Se trata de unos sacos preparados con una boquilla que, con una simple aspiradora, eliminan todo el aire de su interior. Esto, además de hacer que ocupen mucho menos espacio, ayuda a proteger de plagas y humedad la vestimenta, que puede llegar a pasar muchos meses en el armario o en los trasteros. Además es un método bastante asequible y barato, por lo que es una buena opción.

Bolsas para envasar al vacío la ropa

8. Guardar todos los artículos estacionales juntos

Aunque no queramos asumir que el verano ha acabado, hay que retirar las prendas estacionales que ya no nos vamos a poner como bañadores, toallas de playa o ropa veraniega. Lo mejor es guardar y ordenar todos estos elementos y accesorios juntos. Tenerlos en un mismo espacio y señalizado hará que se pueda echar mano de ella más fácilmente en el caso de necesitarlo. 

9. Apostar por los básicos

Para no acumular ropa que solo nos ponemos un par de veces, lo mejor es apostar por aquellas prendas básicas que se pueden usar todo el año. Algunas ya las tenemos en nuestros armarios, como pantalones clásicos, vaqueros o camisetas simples, pero a la hora de ir a comprar a las tiendas es importante tener esto en cuenta. 

Así, los colores uniformes y lisos son muy útiles ya que combinan con todo y además no pasan de moda. Por eso, estos artículos no hace falta que los guardes cada temporada y los puedes mantener en el armario todo el año

10. Vender o donar lo que no utilices

Aunque nos decantemos por los atuendos más básicos y sencillos, es inevitable acumular ropa que en un momento dado ya no nos la vamos a poner más. Por eso hay que valorar si está en buenas condiciones para darle una segunda oportunidad. Y es que no hace falta tirarla a la basura ya que puedes regalarla, donarla o venderla

Cada vez hay más tiendas y aplicaciones móviles donde puedes vender ropa de segunda mano. También hay establecimientos donde te dan algo de dinero por depositarla e incluso algunas lo reutilizan como materiales reciclados. Otra buena opción es donar. Muchas asociaciones hacen campañas de recogida para ayudar a los más necesitados por lo que colaborarás en una buena acción.