Después de hacer una ardua investigación sobre diferentes platos de la gastronomía española, como la paella o el cocido, y de enfrentarnos a las auténticas recetas de otras comidas internacionales como la ensaladilla rusa, ahora ElPlural.com tiene el reto de averiguar cómo es realmente esta comida que enamora tanto a grandes como a pequeños, y que es una buena alternativa cuando tenemos poco tiempo para cocinar: el arroz a la cubana.

Su origen vive en el limbo del misterio. Desde luego, es imposible encontrar a un cubano que reconozca este plato como un emblema patrio y es mítico aquel programa de Con las manos en la masa de 1985 donde la cantante Alaska peleaba para negar cualquier origen caribeño de este plato combinado de arroz blanco, huevo frito, salsa de tomate y plátano. Sí, plátano.

Tiene pinta, como relataba Ana Vega en este magnífico artículo de Las Provincias, de que el arroz a la cubana que tantas alegrías da a los pequeños de la casa sea un producto mestizo, evolucionado tras año de colonialismo español en Cuba. Un poco de arroz blanco tradicional en la isla, los tomates pasados a puré, la afición cubana por los huevos… todo sazonado con emigración de retorno a la madre patria peninsular, pasando por Canarias, tierra de plátanos.

Esta escala en las islas graciosas explicaría y haría fundamental la presencia del plátano en el arroz a la cubana. Sin embargo, años de viajes con el colegio a la granja escuela y comedores escolares han labrado en muchos españoles la idea de que la salchicha es algo aceptable en este manjar. Sí, es un treta más barata y mucho más fácil de preparar que un plátano al que hay que cortar por la mitad, enharinar y freír. Pero es que la clave del arroz a la cubana es el sabor agridulce que se aporta con la fruta. Lo otro son huevos con salchichas y arroz de guarnición.