Cabrillanes, un encantador municipio en la provincia de León, ofrece un sinfín de maravillas por descubrir. Situado en un entorno natural privilegiado, este destino combina la autenticidad de su patrimonio cultural con paisajes impresionantes. Desde iglesias históricas hasta lagunas serenas, cada rincón invita a explorar su belleza y a disfrutar de una conexión genuina con la tradición y la naturaleza. Y, como si esto no fuera suficiente, en los últimos meses sus montañas y pinares se han transformado en el inesperado escenario del rodaje de Los Juegos del Hambre: Amanecer en la Cosecha, la quinta entrega de la saga cinematográfica y un fenómeno de Hollywood que ha renacido.
Cabrillanes, escenario de una superproducción
Los vecinos de Cabrillanes y de la cercana comarca de Somiedo, en Asturias, todavía no salen de su asombro. De un día para otro, sus paisajes se llenaron de cámaras, focos y un ir y venir de técnicos, maquilladores y actores. La película, que narrará la 50ª edición de los Juegos y profundizará en la historia de Haymitch Abernathy (Woody Harrelson), ha rodado ya varias secuencias en el Parque Natural de Somiedo, en Asturias, y en el impresionante Pinar de Piedrafita de Babia, dentro del municipio de Cabrillanes.

El entorno, con sus montañas verdes que se pierden en la niebla y bosques de pinos que parecen salidos de una novela fantástica, conquistó de inmediato a los productores. Más allá del impacto económico, lo que se respira en Babia es ilusión y orgullo por una saga que marcó la adolescencia de muchos de sus habitantes.

Entre santuarios y lagunas de película
Quien llega a Cabrillanes atraído por la magia de Hollywood descubre pronto que este municipio leonés guarda secretos que van mucho más allá de un rodaje. Sus vecinos lo cuentan con orgullo: aquí se mezclan la tradición, la espiritualidad y una naturaleza que corta la respiración.
Uno de los rincones más queridos es el Santuario de Nuestra Señora de Carrasconte, ubicado en un desvío próximo a Piedrafita de Babia. Más que un lugar de culto, es un símbolo de unión entre las comarcas de Babia y Laciana, que cada 15 de agosto celebran allí el día grande de la Santa. Desde primera hora se suceden las misas y el entorno se llena de vida con un mercado que recuerda a las antiguas ferias de pueblo.
Santuario de Nuestra Señora de Carrasconte. Ayuntamiento de Cabrillanes
La otra joya de Cabrillanes es la Laguna de las Verdes, un enclave natural que parece sacado de una postal. El camino hasta llegar a ella requiere cierto esfuerzo, pero cada paso merece la pena. Lo que aguarda en la cima es un rincón de calma absoluta, con un espejo de agua rodeado de picos que cambian de color según la estación. En invierno, la nieve y el hielo añaden un toque mágico, reflejando las montañas del circo circundante en la superficie helada.
Entre la espiritualidad de Carrasconte y la serenidad de la Laguna de las Verdes, Cabrillanes se revela como un destino donde todavía es posible desconectar y volver a lo esencial. Quizá por eso, entre sus montañas y pinares, Hollywood encontró el escenario perfecto para recrear un universo tan intenso como el de Los Juegos del Hambre.

Tesoros cercanos a Cabrillanes: paisajes y recuerdos que perduran
Quienes viajan hasta Cabrillanes pueden ampliar su ruta y descubrir joyas muy próximas que reflejan la esencia de la montaña leonesa y asturiana. A pocos minutos, en Piedrafita de Babia, la vida transcurre al ritmo de la tradición. Para muchos, Piedrafita sigue siendo un refugio de calma, un lugar donde detener el tiempo y reencontrarse con la sencillez de la vida rural.
Un poco más allá, ya en tierras asturianas, los Lagos de Somiedo invitan a adentrarse en un paisaje de postal. Este conjunto de tres lagos glaciares —la Mina, Calabazosa y Cerveriz— se alza a unos 1.500 metros de altitud, rodeado de montañas que parecen custodiar un secreto milenario. El reflejo de las cumbres en sus aguas tranquilas convierte la visita en una experiencia inolvidable, perfecta para quienes buscan aventura y serenidad a partes iguales.