El desayuno es considerado la comida más importante del día, debido a la cantidad de horas en las que el estómago se encuentra en ayuno sin adquirir ningún tipo de nutrientes. Esta primera comida favorece a que el metabolismo se active y reponga las vitaminas y los minerales que se han utilizado durante la noche. Si hay una imagen que todo Español piensa cuando se menciona al desayuno es el famoso café con leche acompañado de unas tostadas con mantequilla, o de un croissant o magdalena. Otro alimento que asociamos en esta primera comida del día es el zumo de naranja.

No obstante, aunque pensemos que el zumo de naranja es una bebida indispensable que no puede faltar en el desayuno, realmente se popularizó en las mesas españolas a partir de los años 60.

Un producto impulsado por la publicidad

Es rico jugo tiene una peculiaridad que muchos desconocen. Se implantó en nuestra sociedad gracias a una campaña publicitaria de carácter “engañoso”. Todo ello viene condicionado por la necesidad de vender este producto envasado en los años 20 en los hogares estadounidenses.

En un primer momento, la población comentaba que la naranja ocasionaba problemas en el estómago o engordaba cuando, en realidad, eso no era cierto. El principal motivo para que no llegase a distribuirse fue su envase, que era una lata. El zumo iba dentro de un recipiente de aluminio, en el que con el paso del tiempo su sabor cambiaba debido al metal y se convertía en un producto poco llamativo para los clientes.

El punto de inflexión que sirvió para impulsar el consumo de los zumos de naranja fue un anuncio publicitario de una mujer soltera, que no tenía marido por padecer acidosis, una enfermedad que se basa en la acumulación de ácido en los líquidos del cuerpo.

En el comercial se decía: "Estelle parece carecer de vitalidad. Tampoco se esfuerza en ser divertida. Así nunca va a atraer a los hombres... 'Acidosis' es la razón que explican los médicos". Por lo tanto, en el anuncio se afirmaba que el zumo de naranja podía curar la acidosis.

El bioquímico estadounidense Elmer McCollum fue el encargado de reafirmar esta teoría. Aunque muchos otros científicos señalaron que esta hipótesis se trataba de un engaño, en aquel momento hizo que el consumo del zumo de naranja creciese entre la población, dispuesta a buscar cualquier método asequible como remedio.

Al mismo tiempo que en Estados Unidos se incrementaba el consumo de zumo, en los años 60, también lo hacía en España, al convertirse en uno de los principales países productores de naranjas. El zumo de naranja fue también recomendado en nuestro país por médicos como una ayuda para subir las defensas y evitar resfriados.