El Dr. James Hamblin, especialista en medicina preventiva y salud pública, conocido por su trabajo en The Atlantic, ha decidido emprender un experimento personal para investigar el uso de productos de higiene como jabones y champús. Son muchos los que dudan de la idoneidad de ducharse todos los días, o incluso varias veces al día si vas al gimnasio o practicas algún tipo de deporte que requiera de asearse posteriormente.
Pues bien, este experto, dentro de su investigación, ha decidido dejar de ducharse durante cinco años, lo que documentó en su libro Clean: The New Science of Skin, publicado en 2020, donde también explora la historia de la higiene.
Aunque su libro menciona que estuvo cinco años sin ducharse, Hamblin aclara que durante ese tiempo no se abstuvo completamente de la ducha. “Probé distintos productos y regímenes de limpieza, pero fui muy minimalista durante esos años”, explicó. Su experimento le permitió reflexionar sobre la proliferación de productos de cuidado personal, que en muchos casos prometen beneficios médicos que en realidad son solo estrategias de marketing.
La higiene no es lo mismo que ducharse
Según Hamblin, el jabón puede ser útil para eliminar suciedades pegajosas, pero la limpieza efectiva proviene principalmente de la acción mecánica del agua y el frotamiento. “Al frotarse las manos bajo el agua, se elimina la mayor parte de la suciedad”, indica. Además, explica que la ducha con agua tibia y jabón altera temporalmente el microbioma de la piel, compuesto por aceites y bacterias protectoras. Esto no necesariamente es perjudicial, pero podría empeorar condiciones como el acné o el eccema.
El experto distingue entre higiene y limpieza. La higiene, explica, busca prevenir la transmisión de enfermedades infecciosas, como lavarse las manos después de ir al baño, mientras que la limpieza es una práctica más personal y psicológica. “No se trata solo de la apariencia, sino de cómo nos sentimos”, afirma este experto.
La ducha es una elección personal
Hamblin también reflexionó sobre lo que se considera una "ducha adecuada". Para algunos, basta con enjuagarse para sentirse renovados, mientras que otros prefieren un ritual más largo, con exfoliantes y jabón. “Una ducha de 30 segundos no es la misma experiencia que una de 15 minutos, pero todo depende de la rutina personal”, indica.
Otra de las líneas de investigación de Hamblin es que lo que significa estar limpio está profundamente influenciado por la publicidad: “Estamos expuestos constantemente a anuncios que moldean nuestra idea de lo que es necesario para la higiene”.